¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Dos días? ¿Cinco? ¿Una semana? Posiblemente incluso solo llevaba unas cuantas horas allí atado. Pero Jimin no lo sabía, no era consiente de lo que pasaba a su alrededor, sus sentidos estaban apagados, estaban tan drogados como él, débiles y adormilados. Jimin solo se quejaba con la tela en su boca complemente llena de saliva. Lloraba y cuando se quedaba sin lágrimas que soltar, solo sorbía sus mocos y negaba con la cabeza cuando su secuestrador bajaba y le obligaba a abrir la boca para beber más agua con el somnífero disuelto en la misma. Habían sido incluso tantas veces las que Jungkook le había medicado, que Jimin no lograba recordar cuantas habían sido exactamente.
Su cabeza dolía, su estómago rugía, sus muñecas ardían y su cuerpo entero estaba tan deshecho que incluso creía estar desmayado en vida propia. Quería ducharse, quería comer, quería ir al baño, verse al espejo, mirar su reflejo y despedirse, quería morir. No lo soportaba más, solo deseaba morir y acabar con todo, quería que por una vez en su vida la paz fuera definitiva, solo quería que lo dejaran en paz.
Jimin solo quería ser feliz como cualquier persona en el mundo querría.
Sintió de nuevo sus ojos abrirse, sus parpados y su mente por fin reaccionaron ante el faltante del somnífero. Abrió los ojos, y aunque vio oscuridad, notó como la luz se reflejaba a través de la tela. Estaba encendida.
Y allí lo escuchó, un sorbo, un pequeño quejido seguido de un pequeño hipo.
—Por favor, no me des más. Te lo ruego. —pidió Jimin arrastrando la voz, pidiendo al menor—No aguanto más, no más. —escuchó el roce de prendas y entonces unos pasos se aproximaron a él, pasos los cuales notó más claros cuando estaba ya enfrente suyo. Sintió sus manos acercarse hacia la parte trasera de su cabeza y su vista se le fue devuelta, deshaciéndose de aquella tela.
Y lo vio, vio a ese joven de veintidós años frente suyo con la mirada baja, mirándolo con ojos hinchados, llorosos. Jimin pudo notar sus mejillas húmedas y sus labios rojos también húmedos por sus lágrimas. Jungkook no emitió ningún ruido a parte de aquellos que demostraban su dificultad por respirar debido al llanto, no dijo ninguna palabra. Se mantuvo en completo silencio. Lo observó agacharse, quedando sobre sus rodillas en el suelo y mirándolo desde abajo. Jimin también con sus ojos rojos debido al llanto lo miró, fijando mirada con el menor, viendo como este apoyaba sus manos en sus muslos atados y entonces, Jungkook posaba sus brazos sobre ellos, acunando su cabeza en ellos, usándolos como almohadas.
Lloró. Si antes ya lo estaba haciendo en silencio, ahora se soltó, soltó todo aquello que llevaba días sosteniendo, todos esos sentimientos revueltos abrumando su cabeza y su corazón. Jimin lo miraba con una expresión seria, lo miraba desde arriba con la barbilla en alto, admirando a su secuestrador humillarse en frente suyo, llorarle, y ahora, pedirle perdón.
—Siempre que me digo a mi mismo que no voy a hacerte daño, que haré las cosas bien y de una u otra forma termino haciendo todo lo contrario, termino actuando por la rabia y el impulso del momento. —Jungkook tenía sus ojos cerrados, soltando todas las palabras—Lo intenté, lo hago todos los días de mi vida, trato de alejar estos sentimientos, pero no puedo, no cuando las personas a las que quiero siempre les hago daño y me quieren lejos. Primero Jennie, la quería tanto y me dejó, se fue lejos y no me dijo ni un adiós. Luego llegaste tú y pusiste a Namjoon por encima mío, y aunque no quería aceptarlo, aunque me negaba a escuchar todas tus palabras yo te obligué a besarme, te obligué a estar aquí.
Jimin no sabía quién era Jennie, pero no le pareció relevante en ese momento, no cuando estaba viendo a quien le había secuestrado llorando sobre sus muslos, abrazando ahora su cintura y sollozando mientras con dificultad le decía todas aquellas palabras.
—Pero voy a ser sincero contigo, Jimin. Si pudiera volver en el tiempo yo no te hubiera hecho esto, pero sí hubiera hecho todo lo posible para hacerte entrar en razón, para hacerte ver que a quien verdad mereces a tu lado es a alguien como yo, a alguien que daría la vida por ti. —Jungkook separó su mejilla de los muslos de Jimin y alzó la cabeza, mirando ahora a Jimin a los ojos—Tengo miedo de que me dejes como lo hicieron años atrás, quiero a alguien que me valore, a alguien que me quiera sinceramente. Porque sé que valgo mucho, tanto como tú lo vales. Y por eso no podía dejarte ir con Namjoon, no podía permitirte cometer el mayor error de tu vida. —se levantó del suelo poniéndose de pie—Quizá si en otro momento nos hubiéramos conocido, en unos años cuando yo trabajara y fueras mi modelo, quizá allí yo estaría emocionalmente bien, quizá tú ni siquiera estuvieras con Namjoon porque sabrías que no eran compatibles, quizá me hubieras correspondido y nos hubiéramos enamorado como unos locos. —llevó sus manos a las mejillas de Jimin y las tomó delicadamente, inclinándolo hacia arriba para juntar sus miradas—Quizá con quien hubieras deseado casarte hubiera sido conmigo y no con él. Te hubiera dado mi vida entera.
Jimin respiró con dificultad y un nudo se formó en su garganta, no podía prestar mucha atención a las palabras del menor, su cabeza daba vueltas.
Y lo que habían sido un par de manos sobre su rostro, habían pasado a ser una frente contra la suya, su rostro a un par de centímetros de la del menor, él con sus ojos cerrados, con su respiración temblorosa. Lo último que había sentido había sido a Jungkook abrazarle, sus brazos pasando por su cuello y su cabeza apoyada sobre su hombro. Jimin sintió su calidez, aquella la cual cubrió su cuerpo frío debido a la falta de calefacción en la habitación.
—No puedo verte así, me duele. —le dijo unos cuantos minutos después de estar abrazado a él en silencio. Se separó de su cuerpo y, sorbiendo su nariz y tallando sus ojos, se colocó detrás suya, desatando los amarres y dejándolo libre después de todo ese tiempo—Ven, vamos al sofá. —le dijo pasando sus brazos por su cintura y ayudándolo a levantarse. Apoyado, lo guio hasta el sofá detrás suyo y Jimin lo agradeció, después de todo ese tiempo, incluso por la medicina, no sentía sus piernas, aun estaban completamente dormidas , como si aun partes de su cuerpo faltaran por ser despertadas—Puedes estar libre, ¿sí? No volveré a atarte, lo siento, no sabes cuánto. —le dijo mientras recostaba a Jimin a lo largo del sofá, subiendo sus piernas y arropándolo con aquella sabana que días antes le había dado para cubrirse.
Jungkook cubrió su cuerpo y acomodó la sabana sobre el mismo. Jimin ni siquiera abría los ojos por completo, estaba débil, a penas y podía pensar, podía procesar lo que estaba pasando justo en ese momento, era como si su cuerpo empezara a entrar en un estado de sueño, como si estuviese cansado luego de un día arduo de trabajo. Quizá era el hecho de que por fin estaba en la comodidad del sofá, cubierto con una suave y perfumada sabana y la calidez de la misma.
—Y no tienes que pedirme que no vuelva a dormirte porque no lo haré, no volveré a tocar ese medicamento en mi vida. Lo tiraré ahora mismo. Lo siento, nunca podré dejar de repetírtelo. Espero algún día logres perdonarme, Jimin. —el susodicho ni siquiera respondió, soltó un suave sonido a cambio, cerrando sus ojos y acurrucándose en el respaldo del sofá, haciéndose bolita sobre el mismo.
Y simplemente, se quedó completamente dormido.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.