5 años después.
El día estaba hermosamente despejado, soleado, todos disfrutando de un digno día de verano. Su cabello desordenado por el viento y sus lentes de sol cubriendo sus ojos alegres que observaban a la pequeña Mina saliendo de la casa tomada la mano de Yejin.
—¡No tarden por favor! —gritó una voz masculina desde el interior de la casa. Jimin vio como Yejin rodaba los ojos y acomodaba su bolso sobre su hombro.
—¡Sí! —gritó con fuerza—¡Llegaremos a tiempo para la cena! —volvió a gritarle. Jimin peinó con sus dedos su cabello y se estiró antes de soltar un suave suspiro y seguir el paso a su hermana—Ellos debieron ir por las bebidas, no nosotros. —se quejó Yejin ahora abriendo la puerta del auto de Jimin, sentando a Mina en el asiento trasero y colocando su cinturón.
—Está bien, ellos fueron a comprar la cena ayer, nos toca. —Jimin los defendió abriendo la puerta del piloto y subiendo al auto. Una vez dentro, encendió el auto y esperó a que su hermana subiera para poder emprender su camino—Además, Bin está enfermo, vamos a compadecernos un poco.
Yejin resopló y guardó silencio. Jimin soltó una suave risa y negó con el cabeza divertido fijando su mirada en el camino.
Estaba feliz, estaba increíblemente maravillado. Como todos los días, al ver a su hermana de reojo y a su hermosa sobrina de seis años, se sintió agradecido, dando las gracias a quien sabe quién, a Dios o a la vida, quien fuera que había permitido que estuviera donde en ese momento estaba, con su familia, con las personas que amaba.
Estaba de más pensar en todo lo que había pasado con los años, su infancia, su adolescencia, su juventud y ahora su ya marcada adultez. Ya tenía treinta y dos años, era todo un adulto con una vida plena y feliz, con un buen empleo, con una familia y una pareja estable. Jimin estaba en el mejor momento de su vida, estaba en lo más alto de la montaña y esperaba no bajar nunca más.
Solo bastó con bajar la mirada hacia el volente, hacia sus manos y el hermoso anillo de compromiso adornando su dedo anular. Jimin sonrió sintiendo una suave ola de calidez recorriendo su pecho al ver el sencillo pero hermoso anillo en él, ver el anillo que Namjoon le había dado un mes antes cuando habían cumplido su octavo aniversario.
Jimin podía recordar con una dulce sonrisa como habían estado cenando en un restaurante lujoso, como Jimin había comido tanto que la cuenta había sido más que exagerada, pero no se había preocupado porque Namjoon iba a pagarla por su aniversario. Luego de cenar, ambos habían ido a por un helado en un parque infantil no muy lejos del restaurante, entre niños riendo y corriendo por el lugar siendo perseguidos por sus madres, Namjoon le había dado un dulce helado de chocolate con el cual casi se atragantaba cuando casi tragaba algo duro proveniente del postre. Luego de haber insultado al aire por casi morir, había visto bien el objeto y luego había mirado a Namjoon sorprendido mientras en su mano yacía el objeto brillante y pequeño.
Namjoon ni siquiera había tenido el tiempo de arrodillarse cuando Jimin ya se había lanzado a abrazarlo y decirle que lo quería, poniéndose él mismo el anillo y besándolo, olvidando por completo que había personas a su alrededor.
Jimin ya era un adulto, su carrera como modelo ya no era un problema, no cuando era valioso para muchas marcas y tenía un contrato el cual no le negaba hacer pública su relación con la persona que amaba.
Por eso antes de que los rumores empezaran, Jimin hizo pública su sexualidad, y no solo eso, sino su compromiso con el ahora CEO de una de las empresas más importantes del país.
Y había agradecido que, a comparación de los malos comentarios, las felicitaciones y buenos deseos, habían sido los más resaltantes.
Pero era irrelevante, lo era cuando luego de eso había llamado a Yejin y ella le había felicitado, invitándoles a pasar unas semanas en Busan al enterarse de que ellos tenían en mente planear todos los preparativos de la boda por su cuenta.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.