La bufanda alrededor de su cuello no fue suficiente para soportar el frío de la nieve cayendo sobre su abrigo. El cielo estaba nublado, lleno de nubes que dejaban caer pequeños copos de nieve sobre la acera, cubriendo autos, casas, edificios y las personas a su alrededor.
—Agradezco su trabajo, de verdad. —dijo Jimin frunciendo su ceño cuando notó la nieve cayendo sobre su cabeza—Solo quedaré en espera de los datos que le solicité.
—No se preocupe todo lo mandaré ahora mismo a su correo electrónico. —Jimin asintió como si el hombre pudiera verlo a través de la línea—Fue un gusto trabajar con usted, quedo a sus órdenes.
—Muchas gracias, Gong. Nos vemos. —apartó el celular de su oreja y colgó la llamada. Al instante, llegó una notificación a su móvil la cual mostraba el correo del detective privado. Lo abrió y allí vio el número telefónico de Yejin, el de su casa, también la dirección de donde vivía y donde trabajaba.
No se suponía que iba a ser así, se suponía que Jimin iría con Jungkook a Busan y ambos se encontrarían con Yejin ese mismo fin de semana, se suponía que habría un gran rencuentro, se suponía que la abrazaría, besaría su frente y le diría cuanto la había extrañado. Se suponía que ambos iban a conocer a Hyun Bin, el novio de Yejin, que conocerían a la pequeña Hyun Mina, la hija de Yejin, su sobrina de tan solo un año de edad.
Cuando el detective Gong le había contado sobre Mina había llorado, recordaba cómo se había emocionado tanto y había besado a Jungkook y él le había abrazado diciéndole que estaba feliz por él, por el hecho de que por fin lograría rencontrarse y conocer a su familia después de tanto. A su nueva familia ya que, al parecer, Yejin tenía una vida maravillosa, ella y su novio trabajaban y Minah era cuidada por la madre de Bin, ellos vivían en una pequeña y agradable casa la cual con esfuerzo su novio y ella mantenían.
Jimin se había sentido feliz por ella, por haber rehecho su vida lejos de una mujer como su madre. No había podido esperar por conocerlos a todos.
O al menos eso había sido antes de que Jungkook fuera arrebatado de su lado y su abogado le obligara a quedarse en la ciudad hasta que el caso fuera cerrado.
Por eso apartando su flequillo y volviendo a guardar su móvil en su bolsillo, alzó la mirada hacia el interior del edificio donde se llevaría a cabo el juicio después de dos semanas del arresto de Jungkook.
Relamió sus labios y caminó hacia el interior. Ignorando una que otra mirada de las personas a su alrededor, se dirigió a una sala en especial, la oficina asignada temporalmente al abogado de Jungkook. Tocó dos veces la puerta y cuando escuchó un suave "pase" desde el interior, se permitió abrirla.
—No es bueno que estés aquí, puede perjudicar a Jungkook y lo sabes. —Jimin ignoró sus palabras y cerró la puerta. Se quitó su bufanda y la colgó en el perchero al lado de la entrada. Caminó hacia el hombre sentado detrás del escritorio y se sentó en frente suyo.
—Mañana es el juicio, necesito saber cómo van las cosas. —dijo con voz firme mirando fijamente al hombre.
—Sabes que no puedo darte esa información, Jimin. —Jimin formó su mano en puño y respiró hondo.
—Te estoy pagando el triple de lo que cuestan tus servicios, dime. —el hombre resopló.
Jimin realmente estaba pagando demasiado dinero. Había sido difícil conseguir que el señor Bae accediera a ser el abogado de Jungkook por varias razones. Uno, por el hecho de que su caso estaba perdido, luego de leer todo el caso había sabido que no había manera de que Jungkook saliera ileso, no podía prometer nada a Jimin; y segundo, por el hecho de que quien lo estaba contratando era Park Jimin, la victima de su cliente.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.