Escenarios inevitables

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Capítulo dedicado a DaughterOfAthena_94🌸 y a Naycem
(Alhena💜)

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—¡Otra vez está lloviendo, no puedo creerlo! —exclamó una Horned Serpent y su novio pasó un brazo por sus hombros con una sonrisa para conducirla hacia la mesa de Ravenclaw.

Calíope los vio pasar y volvió la mirada hacia su envase de pudín sin comer.

No tenía ánimos de nada, solo quería ir a su habitación a dormir hasta que el día terminara para que la hora de salir de Hogwarts llegara.

—¡Lippe! —llamó animadamente una voz suave y ya conocida para su mente.

Miró sobre su hombro a la Hufflepuff que aquel día había elegido un gran sweater lila cuyas mangas eran ajustadas alrededor de sus muñecas y sueltas en sus brazos. Ella estaba de la mano de su compañero de casa que casualmente también era a quien más quería.

—Hola... —saludó sin muchos ánimos, volviendo a mirar su postre favorito aún llenando el recipiente que lo contenía.

—Te estuve buscando toda la tarde de ayer, ¿En dónde estabas? ¿Te sientes mal?

Suspiró con una sonrisa forzada al final. Su gesto se resumía a simple melancolía combinada con aburrimiento y falta de apetito.

—Estuve durmiendo —mintió—. No tenía muchas ganas de vagar por los pasillos con este frío. —Un trueno resonó a lo lejos y el techo encantado del lugar se ensombreció—. Tampoco es como si en las mazmorras todo fuera más cálido... Pero es algo.

Alhena y Lesath intercambiaron miradas, no teniendo que ser unos genios para saber que su ánimo era nulo y que había cierto deje en sus palabras que dejaba en claro que lo más probable era que estuviera ocultando la verdad.

La Hufflepuff fue quien tomó su mano y la obligó a mirarla.

—¿Qué pasa, Calíope? Puedes confiar en nosotros, no se lo diremos a nadie —le aseguró suavemente, su agarre en la mano contraria siendo cálido.

—Yo... Yo estoy bien —repitió con voz temblorosa, apartando la mirada tras no haber podido seguir viéndola a los ojos—. En verdad —miró a Lesath y luego a la mano que seguía sosteniendo la de Alhena. Sintió cierta envidia y automáticamente abrió sus ojos desmesuradamente por haber tenido aquel horrible pensamiento—. Por favor, solo déjenme sola.

—Pero...

—Por fav-

—Al final Lorcan me dio dos de los pudines que pidió —escuchó seguido de una risita suave que desembocó acidez en su estómago y náuseas en su garganta

—Eso explica la gran sonrisa que tienes en el rostro.

Se aferró a la madera de su mesa y mantuvo la mirada perdida en la charola en el centro, deseando pasar desapercibida y que algo la dejara sin el sentido de la audición para no tener que escucharlos.

—¿Lippe? —llamó Alhena con extrañeza al verla reaccionar así a la aparente nada—. ¿Estás bien... ?

—¿Calíope?

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora