Los secretos de la realeza

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Capítulo dedicado a -lxnatica🌙 y a MishiWolf
(Estel y Mishell💜)

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Aria parecía dubitativa en qué responderle exactamente a su novio.

Era una situación complicada y trataba de ordenar y resumir las ideas en su mente antes de decirlas o podría ocasionar una confusión y era lo que menos deseaba crear. Entreabrió los labios varias veces, pero en ninguna dijo nada más que balbuceos; incluso Mishell estaba comenzando a balancearse en su sitio, demostrando su impaciencia.

Algo muy extraño teniendo en cuenta que ella era una persona a la que le sobraba la calma.

Calíope y Eros intercambiaron miradas y, mientras ella suspiraba, su hermano se apresuró en sacar a su prima de aquel debate mental.

— Yo daré las respuestas. No te molesta, ¿Verdad, Ari?

— Claro que no. Adelante, Eros —su rostro era uno aliviado, quizás por saber que ya no tendría que temer decir algo que no debía al tratar de explicar la situación—. Lamento haber estado tanto tiempo en silencio... —murmuró muy bajo una vez estuvo al lado de Albus, de manera que solo él pudiera escucharla.

— Descuida —respondió con una sonrisa suave y en el mismo tono, tomando disimuladamente su mano hasta entrelazar sus dedos.

El de cabellera ondulada y rubia carraspeó, como si adoptara el papel de la directora al momento de dar discursos. Mishell y Estel no pudieron evitar sonreír al verlo acomodarse unos lentes imaginarios.

» Hace mucho, mucho tiempo...

— Sin introducciones de películas y mucho menos de cuentos muggles, Eri —miró a su hermana con una mano en su pecho al verse interrumpido solo al inicio de su "discurso"—. Los derechos de autor te van a caer encima.

— Muy graciosa, pero lamento romper tu argumento. El inicio es libre y...

— Solo cuenta o lo haré yo —sonrió burlona mente, sabiendo perfectamente que él odiaba que alguien más dijera lo que él pensaba hablar.

— Bueno. A pedido de mi Lippe —un gruñido amenazante salió de la garganta de la Slytherin—, omitiré la maravillosa introducción de diez minutos...

— ¿Diez minutos? —Scorpius se veía horrorizado.

En menos de ocho debía de encontrarse con Lyra o habrían problemas.

— ...y procederé a narrar la maravillosa historia que nos envuelve —miró a Scorpius mientras éste parecía estar formando una disculpa mental para excusarse antes de irse—. Tú, el rubio de maravillosos ojos grises —el aludido elevó una ceja—, más te vale no estar pensando en la manera más educada de irte, porque te encadenaré al suelo si es necesario. Nadie se va hasta que Eros Angelelli termine de hablar, ¡Es una ley universal!

— Pero...

— No —hizo un ademán con la mano y le dejó muy en claro que no debía de irse o habría consecuencias.

Y Scorpius ya tenía suficiente con las que le caerían encima por llegar tarde a su cita secreta.

» Si ya no hay más interrupciones... comenzaré a contar la fantástica historia de cómo llegaron a éste mundo la aguafiestas de Calíope y el guapísimo yo —ella le sacó la lengua y él le regaló un guiño amistoso—. ¿Alguno de ustedes sabe cómo llegan las bebés Veelas al mundo?

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora