Recuerdos falsos

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Capítulo dedicado a Martisi_🌙 y a Naycem
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Albus Potter temió haberse vuelto completamente loco.

La chica frente a él era idéntica a Aria y al mismo tiempo diferente. No sabía si estaba teniendo una alucinación por el cansancio, si quizás acababa de encontrarse con una veela francesa de la zona, o si en realidad todo se trataba de un sueño.

Se acarició el rostro, sobretodo los ojos, para saber cuál opción presente era la correcta. Cuando decidió que era hora de ver nuevamente para cerciorarse de si estaba al borde de la locura o no, se dio con la sorpresa de que la chica ya no estaba.

Suspiró con resignación, y supo que debía darse prisa y encontrar a los demás.

— La falta de comunicación me está afec-... —se quedó a mitad de su frase. La rubia seguía a su lado, solo que ahora estaba detrás de él, entrecerrando sus grandes orbes en dirección a su túnica con el emblema de Hogwarts, que iba colgada de la tira de su bolso— ¡Ah!

— ¡Ah! —lo imitó, dando un salto en su sitio y retrocediendo lentamente.

Se quedaron inmóviles, observándose con cautela y análisis.

Albus se dio el tiempo para estudiar su rostro. Estuvo a punto de pausar su respiración debido a la conmoción.

Era Aria. No había duda.

— Tú..., ¿En verdad estás aquí?-—preguntó, con el sonido de los latidos de su corazón haciendo eco en sus oídos— ¿No eres una alucinación?

Avanzó lentamente sin apartar la mirada del rostro contrario. Sobretodo de los grandes orbes verdes.

Por la mente de Aria pasó el impulso de alejarse, pero el sentimiento que transmitía el chico frente a ella en su rostro no se lo permitió, y simplemente se quedó estática.

Albus se detuvo y tomó sus manos con suavidad, apresándolas y detectando el cálido contacto.

La veela se quedó alternando la visión de sus manos unidas a su rostro y viceversa. No entendía porqué él hacía eso, ni mucho menos la razón por la que estaban comenzando a formarse pequeñas gotas de agua en sus orbes verdes; no entendía nada, pero el contacto le brindaba paz y familiaridad.

Logró liberar su mano derecha, y con calma, limpió el primer camino que dejó una lágrima solitaria, observándola y preguntándose a qué se debía.

Albus cerró los ojos y permitió que ella repitiera la misma acción, hasta que ya no quedaron rastros de lágrimas en sus mejillas, así como tampoco existían dudas en su corazón.

Era ella, y él la había encontrado.

En un rápido movimiento la abrazó con fuerza, con tanta intensidad y desesperación, que podía sentir los latidos normales del corazón de Aria. Muy diferentes a los suyos, que cada vez eran más rápidos y fuertes.

La de orbes verdes agua se tensó por un corto tiempo, sorprendida por el gesto que, para su nueva memoria, era desconocido pero reconfortante. Ella percibió como los brazos delgados, pero cálidos, se aferraban a su espalda al mismo tiempo que el rostro desconocido se escondía en su hombro izquierdo.

Sus pendientes de cristal se balancearon levemente cuando elevó sus manos e imitó el movimiento de Albus, no sabiendo exactamente si era de forma correcta o no. La reciprocidad pareció calmarlo, por lo que se decidió quedarse así hasta que llegara el momento de separarse.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora