Primavera otoñal

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Capítulo dedicado a Naycem⚡, a -lxnatica🌙 y a MishiWolf☀️
(Alhena, Estel y Mishell💜)

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Su tenedor pasó de la carne al guiso y de ahí al arroz. Degustó cada elemento de su plato y luego bebió de la copa de oro a su lado.

Repitió el mismo procedimiento hasta que finalmente acabó todo; suspiró, estando satisfecha pero sabiendo que aún faltaba mucho para que el resto acabara.

Hogwarts no había cambiado, a excepción de los nuevos manteles en cada mesa y de los looks modernos que algunos estudiantes lucían con sonrisas, después de eso, todo se mantenía igual y de cierta manera era reconfortante.

No iba a mentir, el subir a la locomotora escarlata sin su hermana, sin James y Fred, le dejó un sentimiento entre la tristeza y la extrañeza.

Llevaba cinco años conviviendo entre las paredes del castillo con cada uno, que el saber que ahora sus tiempos habían acabado allí, era simplemente extraño y vacío, como si nada cuadrara a su alrededor.

— Hey, Cas, ¿Te vas a comer ese pastel? —el rubio tomó el trozo y se lo cedió a Lydie—. Muchas gracias.

Apartó la mirada del mantel azul y observó a sus compañeros. Mishell estaba al frente con Altair a su lado, Castiel reía a su derecha y Lydie a su izquierda; Megan estaba frente a Castiel y a su lado tenía a Lorcan. Todos conversaban, comían y reían mientras se ponían al día con sus anécdotas de verano.

Todos... menos ella.

Sus ojos viajaron hasta llegar a la mesa de Gryffindor, específicamente en donde Maribel solía sentarse con James y Fred, y que ahora era ocupado por dos niños de primer año que reían entre ellos.

A esa hora, su hermana debía de estar en su cama, empacando para el viaje que realizaría el fin de semana hacia el pueblo de Holyhead, en Gales. Porque sí, Maribel Foster había sido seleccionada para formar parte del reconocido equipo femenino de Inglaterra e Irlanda: Las Arpías de Holyhead.

Aria aún podía ver a la madre de Albus emocionada al ver la carta con el sello del equipo, aquella que le traía recuerdos de antaño. Maribel había tenido observaciones en el último partido del año pasado por parte de las gerentes del equipo y de la mismísima líder, Artemisa Forest. Todas habían sido cautivadas y deslumbradas por su magnífica velocidad y control sobre la escoba, sobretodo por su capacidad de jugar perfectamente en los puestos de cazadora y buscadora.

Su mente viajó ahora hacia el hermano de Albus, James. Él también había entrado en un equipo de Quidditch con todo y honores, y todo gracias a su increíble juego y liderazgo.

Una sonrisa sincera se formó al recordar su rostro de estupefacción y algarabía en cuanto tuvo entre sus manos la carta que le indicaba que había sido elegido, entre cientos de postulantes, para formar parte de los Puddlemere United.

Ambos grupos, si bien eran rivales entre ellos, no habían evitado que ambos se felicitaran. Todos sabían que el echo de jugar como contrarios no suponía una futura ruptura, por supuesto que no; es más, sus aceptaciones parecían haber reforzado el amor y compromiso que tenían con el otro.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora