Luciérnaga invernal

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—¡¿Que tú y Abel qué?!

Lily saltó de su sitio para cubrir la boca de su primo con una de sus manos, pasando a mirar en todas las direcciones posibles para cerciorarse de que nadie lo había escuchado. Luego volvió la mirada a su rostro, volviéndose esta una amenazante que logró intimidarlo.

—Guarda silencio, Hugo, ¿Acaso quieres que todos se enteren? —le recriminó en un susurro.

—Lo siento —dijo una vez ella lo hubo dejado hablar—. Pero es que me tomas por sorpresa... ¿Cómo que ustedes se... ? —hizo ademanes con las manos y Lily sonrió sus mejillas arder—. Ahora veo porqué estaban tan callados ese día, ¡Todo tiene sentido ahora!

—¡Hugo! —exclamó con ganas de ahorcarlo allí mismo.

—Perdón, me volví a perder en la conmoción —sonrió nerviosamente, constatando que efectivamente Lily le recordaba mucho a su madre cuando esta lo descubría muy cerca de los postres que horneaba.

—No sé cómo Lyanna asegura que eres un chico ejemplar —suspiró y él la observó con indignación.

—No me ataques, Lily, sabes lo sensible que soy —se quejó con un mohín y ella puso los ojos en blanco—. Volviendo al tema que te envuelve con nuestro mejor amigo... ¿Qué piensan hacer ahora? Porque aquí hay un cien por ciento de incomodidad.

Lily bajó la mirada mientras se mordía el labio inferior, pensativa.

Aún podía sentir esa calidez en ellos con aquel suave roce. Jamás pensó que algún día, cuando llegara ese momento, tendría su primer con su amigo de infancia, era ilógico, fuera de cualquier plano racional.

Porque ellos eran mejores amigos, casi hermanos. ¿Cómo había llegado a suceder tal acontecimiento entre ambos?

—No lo sé, no lo sé —repitió con angustia antes de darse la vuelta con movimientos de brazos que reforzaban su estado—. Debí haberlo evitado. Debí haberlo hecho, por Godric —se lamentó mientras cubría su rostro con ambas manos.

Hugo suspiró y no tardó en caminar tranquilamente hacia ella para darle unas palmadas suaves en la espalda a modo de apoyo.

—Lyanna dice que momentos tan especiales como esos no pueden ser evitados, que si por alguna razón no fuiste capaz de apartarlo... fue porque en realidad así lo querías —murmuró viéndola de reojo para apreciar su reacción ante aquel argumento.

Lily abrió sus ojos enormemente mientras alejaba sus manos, su mirada aún puesta en el suelo.

»¿Tú realmente querías que Abel no te besara, Lily? —preguntó con cautela, dedicándole una mirada llena de comprensión y serenidad, como si le asegurara que fuera cual fuera su respuesta él estaría allí para apoyarla.

La pelirroja lo miró al fin, su labio temblando ligeramente ante la lucha entre los sentimientos y el razonamiento dentro de sí para ver cuál respondería primero.

—Pero somos... somos casi hermanos —murmuró con la negación dominándola.

Hugo suspiró con una sonrisa al escucharla decir aquello.

—¿Y qué?

—¿Y qué... ? —repitió en un susurro—. Es imposible, Hugo, sería romper nuestra amistad de años y no es co-

—¿No es correcto? —rió suavemente—. ¿Acaso es incorrecto? ¿Tiene valor entre lo que está bien o mal? —inquirió y Lily enmudeció—. Los conozco a manos tanto como ustedes me conocen a mí, siempre supe que había una conexión especial entre ambos, tus reacciones ante lo que él hiciera, sus reacciones cuando hablaban de ti o estabas a su alrededor. Yo pienso que esto no ha sido más que algo secuencial a todo lo que hemos vivido, a todo lo que ustedes han vivido —aclaró y, con cada palabra suya, Lily pareció ver los sucesos como una película en su mente—. Podríamos tomar como ejemplo mi relación con Lyanna, aunque nosotros no hemos dado "el paso" como ustedes sí. ¿Consideras correcto o incorrecto el amor que siento por ella?

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora