Dolencia doble

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Capítulo dedicado a -lxnatica🌙 y a MishiWolf☀️
(Estel y Mishell💜)

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Aquella mañana no había resultado ser tan normal como había esperado.

Primero, Albus había encontrado a su amiga inconsciente en el cuarto piso, segundo, Estel estaba molesta con Elnath y tercero, no encontraba a Altair por ningún lado y habían quedado en ir a ver a los Thestrals.

Observó a sus compañeros realizar sus actividades en la sala común y decidió, después de varios minutos, el ir hacia la escalera izquierda, directamente al piso de las habitaciones de los hombres.

Sabía muy bien que el Prefecto no había bajado, porque había permanecido desde las ocho sentada en el sillón de siempre y en ningún momento lo había visto asomar la cabeza.

Unos cuantos chicos se le quedaron viendo cuando pasó frente a ellos; no era sorpresa, normalmente no se veían chicas en su lado de la torre, a no ser que fuera por ciertas invitaciones que no venían al caso. El punto era que Mishell Bianco estaba avanzando tranquilamente por el pasillo hasta llegar a la zona de los de sexto año, específicamente a la habitación del prefecto que, gracias al cielo, ya estaba sin sus compañeros, porque ellos habían sido los primeros en bajar para ir a desayunar con mucho ánimo.

"Foster, Altair Sohail; Blumenthal, Castiel Percival; Angelelli, Eros Ícaro; Scamander, Lorcan Newton"

Se detuvo a leer la placa dorada con los nombres de los que en ese cuarto dormían. Sabía que ellos eran buenos amigos y no pudo evitar sonreír levemente al recordarlos en las clases.

— Buenos días, Altair —tocó con suavidad—. Ya es hora de ir con los Thestrals.

No escuchó una respuesta, de que decidió volver a tocar la puerta, pero con un poco más de fuerza.

» Altair, ¿Ocurre algo malo? —miró a ambos lados del pasillo y luego a sus pies, balanceándose dos veces sobre ellos antes de levantar la mirada y dejarla fija en el picaporte—. ¿Estás bien?, ¿Quizás estás molesto conmigo?

«Eso es imposible» —le recordó su mente.

No habían tenido ningún malentendido entre ellos, es más, cada día parecían ser más cercanos, casi inseparables.

Tanto ella como él tenían gustos parecidos y adoraban pasar sus ratos libres en los jardines o en el lago negro, dibujando y recitando poemas de diversos magos, brujas y hasta de muggles.

Sonreían, reían, bromeaban, estudiaban y hasta comían al lado del otro, jamás teniendo suficiente de la compañía mutua.

» Altair... —murmuró, jugando con la cinta azul cielo que él le había regalado al ver su adoración por usar siempre una. Se sonrojó levemente sin darse cuenta—. Altair, ¿Puedo pasar?

Un balbuceo inentendible y el sonido de algo al caerse fueron suficiente para que ella tomara el picaporte, lo girara y abriera la puerta, cerrándola detrás de sí por acto reflejo al verlo en aquel estado.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora