Obliviate

409 21 181
                                    

El día era cálido, con leves brisas y con una tranquilidad preocupante.

Habían transcurrido dos días desde que ellos habían regresado desde Francia, pero sin Aria. Y cuando él quiso saber la razón, Albus le había contado lo sucedido con Sabik Angelelli.

Tuvo el impulso de increparle por más tiempo, pero el gesto calmo en el rostro de su mejor amigo le hizo saber que lo correcto por el momento era el esperar.

— Quiero creer que Aria está bien —salió de su trance y la observó mientras ella tocaba levemente el vidrio de la ventana—. Desearía que estuviera aquí.

Apoyó la mejilla en la castaña cabellera, manteniendo un brazo sobre los hombros contrarios.
Lyra se recostó aún más en su hombro a modo de respuesta, manteniendo la vista fija en el jardín.

— Albus dijo que la abuela materna de Aria había dictaminado el mantener la calma y esperar —inhaló la suave fragancia a rosas blancas que ella desprendía—. Aún así, me encantaría que las cosas fueran diferentes.

— Pienso... que todo esto no es más que un acontecimiento que fue planeado —ambos se observaron—. Y es que, según lo que me has contado, Aria perdió un objeto sumamente importante, uno que estaba conectado a sus sentimientos. Esa fue la causa por la que se ocasionó la pelea entre ella y Albus, además de generar su posterior perdida de estabilidad —Scorpius se enderezó en su sitio junto a Lyra, retirando su brazo en el proceso, y prosiguiendo a sostener sus manos con suavidad—. Estoy muy segura de que ellos lo planearon..., ¿Tú qué crees?

El rubio le dedicó una cálida sonrisa.

— Creo que tengo una novia secreta muy inteligente —besó su mejilla—, y que ella tiene una excelente teoría, cuya veracidad está casi asegurada.

Lyra le devolvió la sonrisa, pero pronto la borró, percatándose de que la situación lo ameritaba.

Ella realmente estaba preocupada por Aria. Por la primera amiga que tuvo en Hogwarts, y con la que compartió tardes de charlas y risas. Aquella brillante Ravenclaw a la que admiraba desde los once años, por saber cada significado de los términos que eran difíciles para ella, y por ser una persona muy amable y empática.

Después de su desaparición, la Slytherin reunió toda la información que encontró al respecto, y se mantuvo dos días enteros tratando de encontrar alguna pista que pudiera aportar a los profesores; pero no halló nada más que lo que ya casi era aceptado por todos.

Eso y la presunta realidad en la que su hermana mayor estaba viva: le generaban dolores de cabeza.

''¿De qué estás hablando?''

''Mejor olvidalo. Es obvio que es mentira''

''¿Gia... está viva?''

''Será mejor que no continuemos. Esa presunta posibilidad es falsa''

'' Less... ''

''Discúlpame, pero debo irme''

Lesath se había marchado por donde había venido. No quiso seguir con la conversación incluso días después, cuando ella tocó el tema en busca de una respuesta.

Lyra sabía muy bien lo mucho que él quería a Gia. Ambos habían sido amigos desde que comenzaban a dar sus primeros pasos; siempre jugaban y conversaban entre ellos, protegiéndose y compartiendo sus vivencias. Cuando ella había desaparecido, Lesath se encerró en su mundo, triste y solitario. Solo había vuelto a ser parte de él mismo, cuando la pequeña hermana menor de la mejor amiga a la que ya no vería nunca más, le habló.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora