Fairytale 2/2

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—¡Oh por Merlín! —la exclamación severa de Maribel congeló a más de uno—. James, no tienes quince años, ¡así que baja la varita en este instante!

La sorpresa de Lily acababa de generar más de una reacción.

Mientras que sus padres se veían conmovidos, al igual que sus tíos, para sus hermanos —sobretodo James— la noticia de que la pequeña Lily —como aún la llamaban— sería madre, provocó que ambos perdieran el color en sus rostros.

—Deja a mi esposo en paz —se quejó Lily y tras un empujón hacia su hermano mayor, este al fin soltó a su pálido compañero de vida—. ¿Estás bien, mi amor?

—S-Sí.

—Esto es una pesadilla. —James se dejó caer dramáticamente sobre una de las sillas colocadas en el jardín—. Mi pequeña Lily tendrá... Tendrá...

—Un bebé —completó la menor con los ojos en blanco, cansada de la exageración del de gafas.

—¡Un bebé! —se hechó aire—. Apenas te casaste hace dos años.

—Tú llevas casi diez y tienes tres hijos: dos copias tuyas y una encantadora niña idéntica a su madre —sonrió en dirección de la pequeña Avril, quien acababa de cumplir tres meses y se encontraba en los brazos de Maribel—. Por otro lado, Albus tiene dos pequeños y uno en camino —se cruzó de brazos—. Así que deja el drama y para de amenazar a mi esposo con la mirada; o de lo contrario, cumpliré mi advertencia de hace ocho años y te apuñalaré con mi varita ¿Comprendes?

—Él lo comprende —Maribel sonrió al apoyar con demasiada fuerza una mano en el hombro de su marido—. ¿Verdad mi vida?

James entendió el mensaje.

—Sí cariño.

—Perfecto, entonces podemos proceder a comer el delicioso pastel que Lippe preparó.

La ya mencionada sostenía a un pequeño niño rubio sobre sus piernas mientras conversaba amigablemente con Cadence Diggory, quien al mismo tiempo tenía sobre su regazo a otro niño pero de cabellos castaños.

—¡Darragh! ¡Tayden!

Albus observó desde la sombra del árbol cómo sus hijos sonreían al correr en dirección de un par de niños que no tardaron en volver la mirada ante la exclamación de sus nombres. Algo en su mente hizo click y no tardó en reconocerlos como el hijo mayor de su prima Rose y el segundo hijo de su prima Roxanne.

El viento fluyó y acarició su rostro con suavidad. A lo lejos, una gran mesa llena de alimentos y bebidas comenzaba a estar repleta de cabelleras de todos los colores, voces de adultos conversando y de niños jugando.

Albus se sintió ligero, como si todas sus preocupaciones nunca hubieran existido. Así, se permitió cerrar los ojos mientras disfrutaba de la brisa de finales de verano.

Había tanta paz.

Albus.

La repentina voz que rozó su oído y se coló en su mente provocó que abriera los ojos.

La brisa de verano acababa de convertirse en una gélida y rasposa, capaz de dañar su piel si se exponía lo suficiente.

—¿Cariño? —murmuró preocupado al notar que el escenario familiar de antes acababa de cambiar a uno vacío, en donde no había nadie y la mesa del fondo estaba cubierta de nieve—. Syl, Yla —siguió pero nadie respondió.

El Slytherin se observó a si mismo, descubriendo que su ropa había cambiado a una invernal, una bufanda oscura cubriendo parte de su mentón y boca.

Albus empezó a entrar en pánico.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora