Sentimientos encontrados

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El pasillo del cuarto piso se veía agradable para servir de lugar de conversaciones.

Era por esa razón que los tres mejores amigos caminaban al lado del otro, en un tranquilo y reconfortante silencio.

Claro, hasta que el dolor llegó a Albus.

» Ah, mi cuello... —masculló, llevándose la mano libre a la zona, puesto que la otra estaba aferrada a la de Aria, su novia.

Scorpius jugó con sus manos, con un gesto de culpabilidad.

— Ya dije que lo sentía...

— ¿El lanzarte a mi cama para abrazarnos, impulsado por una desbordante felicidad? —repitió con los ojos en blanco, como si fuera un robot—. Hay formas más sanas de levantar a alguien, ¿Sabes?

— ¡Yo solo... ! —su exaltación se esfumó mientras volvía a mirar el suelo—. Yo solo estaba feliz de vernos juntos otra vez...

Albus lo observó de reojo, sonriendo dulcemente; Aria estiró su mano libre y tomó la de Scorpius, uniendo al grupo como una sola hilera.

» No era lo mismo sin ti, Aria —le devolvió el fuerte agarre en sus manos—. Todos parecíamos muertos en vida —suspiró al recordar lo diferentes que los demás estaban a su alrededor—. Estábamos preocupados; incluso llegué a pensar que ya no estarías más con nosotros.

— Ya lo he dicho antes pero, lamento mucho haberlos tenido así. Todo ésto ha sido culpa mía.

— Oh no, por favor no pienses ni por un segundo que te estoy echando la culpa —se detuvo, negando efusivamente con la cabeza—. Aquí la que menos culpa tiene, eres tú.

Aria le dedicó una sonrisa agradecida, para luego acercarse y dejar un beso en su mejilla, logrando que su mejor amigo riera levemente por el rostro que Albus tuvo en ese instante.

— Eres un celoso, Albus Severus —lo acusó, señalando sus brazos cruzados y su mueca inconforme. La veela regresó la vista al de orbes verdes, sonriendo dulcemente al verlo con un gesto tan infantil.

— Acabas de lograr que mi novia se ría de mí, Malfoy —el rubio siguió riendo en voz baja—, y encima tú también lo haces. ¡Qué descaro!

— Ya, Albus —ella también dejó un beso en su mejilla—. Ya todo está parejo, ¿No?

El Slytherin separó sus brazos y tomó su mejilla, acercándose peligrosamente a su rostro.

— Me gustaría mucho que ese beso se repitiera, pero no en mi mejilla.

Ella se sonrojó, colocando una mano en su pecho para alejarlo un poco y que no viera el estado en el que acababa de dejarla con su comentario. Miró a Scorpius de reojo y él simplemente se encogió de hombros.

— Por mí ni se preocupen —sonrió con inocencia—. Supongo que me lo merezco por atormentar a Albus con Lyra a mi lado.

— Esos dos se besan con cualquier halago que reciben del otro — tembló Albus, tratando de disipar las imágenes que quisieron ser rememoradas—. Solo me faltaba el violín y el paquete se completaba.

Ambos rubios ladearon la cabeza, observándolo sin entender.

«Ahí viene la pregunta... »

— ¿Qué es un violín? —inquirieron al mismo tiempo.

— Aria, ese es el nombre del instrumento musical que te regalé cuando teníamos nueve años —la chica pareció recordarlo.

Ella lo observó con culpa.

Mi Hermosa Veela y La Melodía PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora