Q U I N N
LONDRES 2014El día está lluvioso y afuera las gotas caen como si no hubiera un mañana, si supiera que es imposible diría que se cae el cielo.
En la biblioteca el silencio es profundo y en cualquier momento vendrá Poppy a decirme que debe cerrarla... y como siempre le pediré encarecidamente si puedo llevarme un libro para continuar mi lectura en la habitación, pero como siempre, ella me dirá que no, porque Ruth luego la va a regañar.
Lo único que hoy puede jugar a mi favor es que es mi cumpleaños y si no me equivoco en los cumpleaños de las personas, la gente suele ser amable o regalarle cosas... al menos eso sucede en los libros que suelo leer.
La puerta de madera rechina al ser abierta por alguien, no me dispongo a ver quien es porque eso sería malgastar el poco tiempo que me queda hasta que me tenga que ir.
— Quinn. — la voz de Jack me hace dejar " Las penas del joven Werther"
Levanto la vista y doblo la esquina de la hoja en la que quede. Odio hacer eso, pero mis señaladores están ocupados en otros libros.
Me toco la cara al sentir algo mojado y me percato de que estoy llorando, sinceramente, este libro me hizo llorar más de lo que alguien puede llorar en toda su vida.
Es muy triste y romántico a la vez...
Las cartas que escribe Wether a su amigo Guillermo contándole su enamoramiento por la joven Lotte y su sufrimiento porque ella se acaba cansando con otro hombre, Albert... es lo más triste que jamás oí, o mejor dicho leí y me hace querer dejar el libro al saber que nunca me sucederá algo así.
— ¡Jack! ¿Que haces aquí?
El me mira y frunce el ceño.
— ¿Otra vez llorando por ese tal Darcy?
Niego con la cabeza a la vez que suelto una risa..., no puede ser que llore en cada libro romántico que leo.
— No. Esta vez es Wether. A Darcy lo dejé hace dos días.
El asiente sin entender mucho, pero con una sonrisa.
— Ven. Debo mostrarte algo.
Niego con la cabeza.
— Me quiero quedar a seguir leyendo. No se que hora es, pero seguramente Poppy vendrá a cerrar la biblioteca y no podré volver hasta mañana luego de todas las clases...
— Ay Quinn. Son libros, no se van a ir, acompáñame.
Acepto a la vez que dejo el libro en mi escondite de la biblioteca para que nadie se lo lleve. Salgo junto a Jack con un dolor profundo en el pecho por la tristeza que me dejó leer las palabras de este gran hombre enamorado.
No se a donde me está llevando, pero nos estamos introduciendo por un pasillo que solamente lleva a una escalera, que está prohibida.
— Jack. Para. ¿A donde nos llevas? ¡Nos van a encontrar y no quiero...
— Tu sigue caminando, nada nos sucederá— me interrumpe.
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RAMÉ
RomanceElla era abierta y alegre era diferente y ambiciosa. El era apocado y silencioso, nadie lo veía, el era una sombra. Ella amaba leer y el amaba escribir. Ella fue el poema más hermoso del que él alguna vez escribió. Y el fue el libro más int...