Un juego

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A N D R E Y

Me visto con un traje negro y peino mi largo cabello rubio en un moño alto. Salgo de mi habitación y abordo solo, una de las limusina. No estoy de humor para esperar a nadie y el funeral de mi hija, va a ser a cajon cerrado ya que los desgraciados no van a devolver el cuerpo.

— ¿Falta mucha gente señor? — responde el sacerdote.

— No, es solo la familia — respondo acercándome a los asientos donde se encuentra Gavrel, la pequeña y Quinn.

La pelirroja no dice mucho, tiene los ojos brillosos y no levanta la mirada, Gavrel simplemente tiene a Candice sobre una pierna y un brazo por detrás de Quinn.

— Ya vamos a comenzar — declaro en un tono frío.

— Bien — dice Gavrel y el sacerdote se acerca hacia una mesa con cosas religiosas, que no me detengo a ver porque con todo lo que hice en mi vida, unas cruces o estampitas no cambiarán nada, simplemente hago esto, porque mi hija si se merece morir como una persona decente.

La misa comienza, el padre habla y mis ojos no se despegan de su foto en el marco qué hay junto al altar. Es muy parecida a su madre, tiene mis ojos celestes, pero su cabello es oscuro, y su piel blanca.

Sonríe con dientes y se encuentran en el orfanato, no se donde están, pero seguramente su amiga lo recuerda.

— En el nombre del padre, del hijo, del Espíritu Santo, A... — las palabras del sacerdote se terminan cuando un cuervo entra dentro de la carpa.

El animal va directo al sacerdote tirándolo al suelo. Me pongo rápidamente de pie, pero no hay movimientos, parece estar el pájaro solo.

Luego de lanzarse sobre el hombre, vuelve hacia nosotros y le entrega una carta a Quinn, que tenía entre las patas, para luego salir sin mucho más.

Ella recibe el papel asustada y lo abre, Gavrel se acerca a verlo al hombre y yo me acerco hacia la pelirroja.

Mis más cordiales respetos hacia su familia. Una lástima que no pueda decir que lo sentimos, ya que por acá, estamos en el mismo trámite con mi hermano y mi señora.

Este es un mensaje, para simplemente, dejarles este código QR, así entren y se enteren sobre mi propuesta.

Un saludo.

Mattia Betto.

Leo la carta varías veces y veo el código. Gavrel se acerca luego de dejar al ahora, tuerto sacerdote en una camioneta.

Debemos escanearlo, para enterarnos — dice Quinn.

— Vamos al castillo, no perdamos tiempo — declaro abordando la limusina con el resto.

Candice duerme en las piernas de Quinn y con la cabeza en la pierna de Oliver. Mientras que ellos no dejan de cruzar miradas cada tanto. La pelirroja se toca una pulsera en la muñeca y eso parece estar molestando a mi hijo.

Salimos de la limusina y nos adentramos hacia mi escritorio donde con los mejores equipos de tecnología, escaneamos el código que nos lleva a un video.

Le damos iniciar y la figura de Mattia Betto, aparece en la pantalla. Este está respaldado de Jack, el hijo de Mara, una muy buena aliada que tuvo Luisa en sus momentos.

¿Cómo está Rusia? — comienza a decir en el video — espero que mi hija está en una buena habitación. Ella es una princesa. ¿Cierto cuore?

"Queríamos proponerles un juego... Uno donde todos participaremos. ¿Que les parece? Este juego lo deben conocer, está inspirado en su país *La ruleta Rusa*"

"¿Que tal suena eso? Emocionante ¿no? — habla Mattia — Aquí tenemos una — Una maqueta con una ruleta inmensa aparece en cámara, está tiene un revólver en el medio — Y vamos a contarles las reglas de este juego ¿no Jack? "

— Si — responde el chico de ojos verdes.

— El juego comienza cuando yo haga girar esto, y más que un juego es una pequeña fantasía. Ya que solo participamos nosotros dos — sonríe — Quiero un encuentro, quiero terminar con lo que comenzamos, quiero que rueden cabezas, cómo la de mi hermano y señora. Quiero sangre y muertes, quiero que mi hija vuelva conmigo.

"Así que, les aviso que vamos a realizar este encuentro en cinco días, va a ser en Africa, en el desierto del Sahara ¿suena bueno, no?"

"Y si están pensando en ignorar esto, y en pasarlo por alto, quiero que vean mi joya más Preciada en estos momentos — el animal enfoca el cuerpo de mi hija sin vida en una mesa de metal — Está con tratamientos para que no se pudra, pero si no aceptan esta guerra será enviada con las ratas para que se la coman"

"Tal cual sucedió con..."

Desenchufo el televisor antes de que nombre a mi difunta esposa. El cuerpo de mi hija, me dejó las pulsaciones alteradas.

— Debemos ir — murmura Quinn — Debemos terminar con esto, matarlo.

— Quiero que se convoque una reunión en la sala de conferencias en dos horas — sigo mirando a Gavrel — Organízala tu y lleva los hombres de armería, explosivos y jefe de soldados.

— Entendido — dice Gavrel asintiendo con la cabeza.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora