Lo prometo.

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Q U I N N

No podía volverme a la casa de mi padre, y menos luego de que hayan quedado tantos muertos. No me lo podía permitir. Así que en vez de irnos a la otra punta de Italia, decidí que nos quedaríamos unos días más en la ciudad.

Con el ejército de ambos lados, nos encontramos en uno de los terrenos que mi madre poseía en Italia. Nada lo ocupaba y los sucesos de anoche me dejaron medio inestable al ver la cantidad de muertos y heridos que hubo.

Se planeó un funeral. Ya pasó un día de los acontecimientos y al tener tanta gente a mi disposición no fue difícil ni lenta, mi petición de pedir un entierro decente.

Así que con mi padre, Lorenzo, Mara y el resto de los soldados, numérales, asociados y familias de los fallecidos estamos con un paraguas bajo la lluvia escuchando las palabras del hombre que hace la misa.

Hay tanta gente y tantas lápidas que se me revuelve el estómago de pensarlo. Y siento la mirada de muchas personas en mi cuando el cura termina y debo decir unas palabras. Aún no me acostumbro a sobrellevar todo, siento a veces, que no voy a poder y que son muchas cosas, pero después recuerdo que si lo dejo en manos de mi padre nada bueno va a suceder.

— Hoy aquí presentes, con mucho dolor vamos a despedir a los que lucharon por creencias y obligaciones — hago una pausa, no tengo mucha idea de que decir, ahora. La gente aquí me ve en un intermedio, era del lado de mi padre, pero la gente de mi madre me sirve y los que le servían a mi padre ahora lo hacen para mi — Soy il capo, il capo de ambos lados y lo que sucedió hace unos días es algo irremediable, pero que en un futuro no volverá a suceder. No lo voy a permitir y con esto, también me duele despedirlos a pesar de no haberlos conocido. Pero prometo recompensarlos con la seguridad de que no sucederá nunca más.

Un silencio se hace en todo lo lugar y lo único que se escucha son las gotas de lluvia caer por el paraguas. Hago girar la pulsera de cuero y miro al hombre que me sostiene el paraguas, quien me devuelve la mirada sin muchas expresiones.

— Damos por terminado este acto. Las familias pueden quedarse — digo con la voz tranquila y tratando de borrar la imagen de niños, mujeres y hombres llorando por las pérdidas — El... el resto de las tropas por favor, ya saben que hacer.

Antes de que comencemos con todo esto habíamos dejado claro, que luego iba a querer que nos reunamos a discutir los temas y el cómo seguir con todo.

Ya no quiero más guerra, más discordia, más muerte más nada. Y supongo que ahora, con tanto poder, no iba a ser tan difícil acabarlo.

— En que piensas — la voz de Jack me hace voltearme mientras caminaba para subirme a la 4x4.

No tengo mucha cara para mirarlo, pero le sonrío de lado. No lo he visto después de la fiesta y sinceramente no se si siento, dolor, arrepentimiento, decepción, culpa o enojo por abandonarme.

Cuando mis ojos vuelve a posarse en él, comprendo que lo que menos siento es culpa. ¿Porque iba a sentirla? El hizo lo mismo y algo de lo que no me puedo arrepentir es de mis deseos.

Mi impulso fue algo que mi cuerpo anhelaba y que como todo ser humano, que sufrió por la misma causa, tal vez entendería.

Yo lo hice, entendí que no debía parar, que no debía detenerme. Si quise besar a Oliver, lo iba a hacer, si quise amenazar a alguien hasta que no lo vea respirando, lo iba a hacer...

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora