Año nuevo I

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Q U I N N

— ¿Blanco? — murmuro mientras con los dedos rozo la tela del vestido que estoy usando.

En unas horas vendrán familiares de Courtney y Jonathan a conocerme y a pasar Año Nuevo con nosotros.

Me meto en unos zapatos color crema charolados y aumento unos cuatro centímetros más o menos, jamás use tacones así que estoy estática en mi lugar sin poder moverme a ningún lado.

El vestido que llevo es blanco con mangas tres cuartos y tiene un recubrimiento de encaje muy bonito. Al pelo lo llevo lacio al costado y a pesar de que todo parezca estar yendo bien tengo miedo, demasiado miedo. Por tal vez no agradarles o por que me juzguen...

Me acerco con pasos en falso hacia la cama y me siento a la orilla de esta con un sobre azul entre los dedos. Mis ojos lo reparan con nerviosismo y me muerdo el labio para leer por cuarta vez la carta, en el día.

Ya llevas unos días desde que te nos escapaste Quinn, pero no tengas dudas de que nos vamos a volver a encontrar.

Tu no repetirás los pasos de la zorra de tu madre, tu pagarás por lo que nos quitaste, tu padre se encargará de ti cuando te entreguemos, pero ten en cuenta de que de esta no sales ilesa.

Vas a pagar por todo, por todo maldita hija de puta, que te nos escapaste, estábamos a nada de llegar al final de todo esto y terminar contigo. No porque estés en una linda casa en Londres, te vas a esconder de nosotros. Te encontraremos y ten por sentado que no será tarde para cobrarte todo lo que nos hiciste pasar luego de que esos James te hayan sacado de nuestras manos.

Tu madre podrá haber huido, pero así le fue, terminó muerta, en un sanjo lleno de ratas y pudriéndose mientras alimentaba a vaya saber que otros bichos le rondaban, asco, eso es lo que me dan.

Una lágrima rueda por mi ojo amarronado y arrugo la punta del papel cuando trato de controlar mi respiración.

No se que habrá pasado con mamá, menos que quiere mi padre, pero tengo seguro que esta carta no es ningún juego, ninguna broma. Me están amenazando a muerte y soy presa fácil, soy indefensa y una casa no me va a evitar que me hagan daño.

Me peino hacia tras tomando una bocaza de aire mientras presiono los ojos para tranquilizarme. Me froto los brazos erizados y guardo la carta en mi mesa de luz bajo todo lo que guardo en la cajonera que esta tiene.

No llevo maquillaje, por lo que se me hace más fácil, mojarme las mejillas que estaban tornadas de un rojo intenso.

— ¿Quinn?

— ¿Si? — respondo y siento que la puerta se entreabre un poco — Pasa.

— Gracias — me responde Courtney entrando a la habitación ya lista para la fiesta — Estás hermosa.

— Gracias — respiro profundo — ¿Ya llegaron?

Ella asiente con la cabeza y ambas nos dirigimos hacia la puerta. Siento las manos sudorosas y las voces provenientes del piso de abajo no ayudan, pero me mentalizo y le sigo El Paso a Courtney.

En la escalera nos encontramos a Louise — El señor dijo que comamos afuera para disfrutar la noche, ya pusimos los calefactores y no está nevando.

La idea me parece un poco alocada, pero amo la nieve — Ay dios Jonathan, el piensa que todos trabajamos en el interperie y podemos soportar una noche  afuera — Courtney se ríe, haciendo referencia a su esposo.

<< Tengo entendido que Jonathan es capitán de la milicia y Courtney General >>

Bajamos las escaleras y dos señoras mayores esperan al final de esta. Ambas están muy bien peinadas con sus reflejos rubios hechos, y su joyería bien puesta en su lugar. Sonríe con entusiasmo y aún más cuando Courtney me acerca hacia ellas con su mano.

Me uno un poco más para darles un beso y recibir sus abrazos, me acarician el pelo y ambas se detienen cuando me tienen enfrente. Intercambian miradas con Courtney y luego se vuelven hacia mi.

— ¿Son de verdad?

Trago grueso y asiento con la cabeza en un intento de no perder la descompostura.

— Que raro — responde la otra de las señoras que me pregunta.

— Son de nacimiento — dice Courtney a mis espaldas y la señora que ahora veo que está vestida con un abrigo de piel frunce el ceño.

— Tu no sabes eso — responde luego de desenmarcar la frente.

— Lo son — me defiende la señora James y lo agradezco — Ahora... permiso, nos vamos a saludar al resto de la familia.

<<Gracias>>

Pasamos por el comedor que está vacío y llegamos hacia el jardín trasero donde un mesón alargado ocupa gran parte de la galería. Hay personas bebiendo copas de vino y algunos niños correteando en lo que quedo de nieve.

Jonathan se acerca a nosotras y toma a Cortney por la cintura, se aclara la garganta y luego cruza su mirada conmigo.

— Bueno... ¡Familian — comienza y muchos se vuelve a mirarnos... a mirarme.

Los niños vuelven junto a sus padres y unos chicos que estaban con el celular viendo la pantalla la dejaron por un momento. Siento que la sangre empieza a congelarse en mis venas y son demasiadas personas con ojos que pueden juzgarme sin decirlo.

— Estamos muy contentos por presentarles a Quinn — Courtney me hace pasar al medio de ambos y me abrazan — Está con nosotros hace unos días y ahora será parte de nuestra familia.

Muchos sonríe con alegría, otros se quedaron de piedra, pero para mi suerte la mayoría sonríe estallando en aplausos. Jonathan me da un beso en lo alto de la cabeza y luego besa a su esposa quien suelta unas lagrimas, que trata de secar con rapidez para que el maquillaje no se corra.

— Es hermosa — dice una señora joven que tiene a un bebé en brazos.

— Lo sabemos — contesta Courtney.

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