N O O R
Ver a Quinn tan perdida me destroza. Ya pasaron once meses desde que Mattia la trajo conmigo a Italia, cada día es una lucha constante para no soltarle toda la verdad, pero la realidad es que estamos prisioneras de su padre, quien me manipula con amenazas de muerte.
Y entiendo que por parte es mi culpa que ella aún no lo sepa, porque si yo dijera la verdad moriría, pero Quinn tal vez me creería y trataría de acabar con su padre, pero... ¿morir? No se si puedo soportar la idea de dar mi vida, siento que me falta mucho por vivir y en estos meses lo que mayormente me ocupa la cabeza es volver con mi padre, que me cuente la historia, que me cuente porqué me dejó una brújula, que significa...
Ambas estamos bajo los efectos de drogas, las mías son para recuperarme de el Kahan, mientras que las de Quinn son para olvidar. No se muy bien sus efectos, simplemente, se que son indispensables para que Mattia la tenga bajo su sombra y haga con ella lo que desea.
— ¿Estás bien?
— Si — respondo saliendo junto a Quinn a la playa. El sol está fuerte y la brisa nos despeina a ambas.
Nos acomodamos en el sector de playa privada que la casa tiene y le ordenamos a Leila que nos traiga unos bocadillos para tomar con la piña colada.
— ¿Vas a mojarte? — le pregunto cuando veo que se empieza a sacar la ropa para quedar con el bañador.
— Si, el agua debe estar caliente — responde con una sonrisa brillante, como la que siempre tuvo. Y siento que se me rompe un poco el corazón cuando veo los moretones que tiene en los brazos tras los pinchazos. A ella la inyectan todos los días mientras que a mi una vez por semana.
Y lo peor es que las ganas de gritarle que hoy es su cumpleaños me están atascando la garganta. Mattia le hizo creer que cumple en una fecha diferente, simplemente para no arriesgarse a que recuerde que su cumpleaños es el mismo día que el de mi hermano y algún recuerdo le venga de repente.
La veo adentrarse al mar y saltar cuando el agua le toca los pies. Su sonrisa es contagiosa y su cabello emana luz hacia donde sea que va, es un rojo muy intenso, muy característico de ella y desde donde se, muy parecido al de su madre.
#
Nos traen los bocadillos y tomamos las piñas mientras comemos unos dulces recién hechos. Quinn se lame los dedos tras haberse ensuciado con chocolate.
— ¿Porqué creías que hoy era mi cumpleaños? — la pregunta es rápida y sin titubeos.
— Porqué lo confundí... — miro mi batido rápidamente — Sabes que soy muy mala con las fechas ¿Cuando es?
— Falta... — su mirada perdida me indica que no lo recuerda, la droga a parte de hacerla olvidar, le permite a Mattia agregar y sacar información de su cabeza, es como una hipnosis.
— Si, creo que falta unos meses — murmuro con dolor y es en ese momento cuando siento un vidrio romperse a nuestras espaldas. Nos volvemos en las sillas de playa y cuando un hombre armado aparece tras la barra de bebidas, la sangre se me hiela y tomo a Quinn para bajarla y que no se nos vean las cabezas .
— Sh, no hables — le digo mirando de reojo.
Ella asiente con los ojos bien abiertos y presiona mi mano. Siento pasos a nuestras espaldas y presiono los ojos al ver las sombras acercarse.
ESTÁS LEYENDO
RAMÉ
RomanceElla era abierta y alegre era diferente y ambiciosa. El era apocado y silencioso, nadie lo veía, el era una sombra. Ella amaba leer y el amaba escribir. Ella fue el poema más hermoso del que él alguna vez escribió. Y el fue el libro más int...