Infiltrado

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Q U I N N

Alejandra, mi mucama, me entrega una carta que recibo mientras me bebo un té y juego con mis acuarelas y carbonilla.

— Me la dieron esta mañana, para usted.

— Gracias — respondo leyendo el papel.

Quinn, ¿cómo estás? James Sullivan, te escribe esta carta para saber sobre ti. Luego de la muerte de Courtney y Jonathan la familia se cerró y lamentamos no haberte podido comunicar o hacer llegar información, pero Jonathan estaba comenzando un caso para encontrarte. Luego... fallecieron y nos enteramos que estás en una casa en Rusia.

Me gustaría que nos veamos, que nos pongamos al día y tal vez puedas luego volver a Londres para visitar a tus amigos de allí. Podría tomarme un vuelo e ir a verte.

Con cariño. James Sullivan.

El corazón se me acelera <<¿Cómo que una casa?>> Tomo un papel y una lapicera y empiezo a redactar una carta de rechazo. Le explico que estoy encerrada en un orfanato y que también lamento lo de mis ex padres adoptivos.

Cierro el sobre en el que pongo el papel y le doy la carta a Alejandra para que la envíe. Me siento tensa y me voy al agua para ver si así me calmo un poco. Todo esto me está volviendo loca y no seria raro que en cualquier momento pierda la cabeza.

#

J A M E S

Celine me entrega los audífonos que usaré y me despido de todos en la pista, donde un avión me espera para llevarme a Rusia. Llevo un maletín con una muda de ropa y el uniforme del ejército de los soldados Rusos.

— Buen viaje teniente — me saluda Thompson. Y le doy un saludo militar antes de despedirme de Jazmín que es la última en la fila de adioses.

— Suerte amigo — me abraza y me deja una sensación rara la última palabra, pero la hago desaparecer de mi cabeza ya que no me puedo distraer por ese tipo de cosas.

Abordo el avión y reviso planos una y otra vez. Luego en lo que queda del viaje, me duermo hasta llegar al destino.

Aterrizamos sin turbulencias y un auto me lleva a la mansión. Ya estoy vestido y mentalmente trato de imaginarme el plano en el que se encuentran las entradas de servicio. Localizo una y lo aviso por los auriculares recibiendo respuestas de Jazmín y Thompson.

Cuando me adentro al castillo debo admitir que el calor es reconfortante. El uniforme no abriga nada para el frío que hace afuera. Siento voces en los laterales y bajo por unas escaleras donde Celine por el auricular me recuerda que son los vestidores y que soy el soldado:

- Alec Núñez
- 22 años
- Británico y capturado en una misión, esclavo hace tres años.

<<No me quiero poner a pensar qué pasó con el verdadero Alec Núñez>>

— ¿Que hicieron con el verdadero? — pregunto sin poder contener la duda.

— Lo trajimos aquí.

— ¿Como?

— Nos comunicamos con él y se encuentra en la central ayudando con la misión.

No digo nada más.

Desciendo con la cabeza baja y me adentro al lugar donde hay más hombres cambiándose de ropa o hablando, en ruso. Así que eso me dificulta mucho el entender.

Un hombre alto, con ojos verdes y un pelo medio marrón claro, se me acerca y me palmea el hombro para luego subir al segundo piso. Supongo que lo hizo inconscientemente ya que no se gira hacia mi.

Me vuelvo por las escaleras y cuando entiendo mi idioma, me coloco en una fila de hombres vestidos todos iguales. La voz de Quinn se oye por adelante y habla en inglés, los soldados parecen entenderle.

Camina junto a cada uno y nos explica sobre la batalla que se va a llevar acabo en dos días. Por suerte no me reconoce cuando pasa junto a mi y seguimos hacia adelante cuando nuestra fila termina de escuchar lo que ella dice. <<No puedo creer que llegué a pensar que era un prisionera de los Rusos>>

Un hombre robusto de pelo largo nos da posiciones. Nos separan en duos y a mi me toca con un pelirrojo color zanahoria, que mide como dos metros. No me mira, pero lo sigo cuando nos dan nuestro lugar para custodiar. Antes de entrar a la parte residencial del castillo nos entregan unas armas que nos colgamos del lado derecho del pecho.

Recorro el castillo con el plano mental en mi cabeza y cuando el zanahorias se frena al costado de una puerta hago lo mismo, pero del otro lado. Cuando toca un cambio de rotación, caigo en que no voy a conseguir ningún tipo de información a menos que...

El golpe de la madera de la puerta que vigilamos resuena y el zanahorias se acerca a abrirla. Andrey Petrov sale seguido de un chico rubio de ojos celestes <<Año nuevo ¿Oliver?>> <<¿Que hace aquí? >>

Discuten sobre algo y para mi suerte el otro guarda los sigue. Seguramente somos los encargados de ¿cuidarlos? Sonrío al caer en cuenta de lo indefensos que esa palabra les suena a ellos.

— Ella no puede ir, es peligroso, recién está empezando a recordar.

— Es la hija de Mattia Betto, piensa que esa gente me sacó a dos de mis hijas, no voy a flaquear cuando tenga que arriesgar a la suya.

— A Alessia la mataste tu inyectándola y a Noor también, solo que él la curó y luego la mató. No estoy dispuesto a dejar que Quinn vaya.

— ¡Era su droga! — ruge el Boss.

— Era tu decisión, ¡Fueron un maldito experimento!

— No voy a seguir discutiendo. Ve a ver si pudo terminar de explicarle a los soldados los detalles de la misión. Y prepara todo, que si tanto quieres que ella esté bien, tú te encargarás de que sobreviva, porque su padre la va a estar buscando — el hombre mira a Oliver — Y va a ser su principal preocupación.

— Adiós — se despide su hijo y pasa a mi lado, desapareciendo.

Mis impulsos son seguirlo, pero no me puedo salir de mi papel. Mi cabeza es un mar de preguntas que empiezan a responderse...

<<El arma que encontramos bajo la cama de Quinn>>

<<La carta>>

<<El que nunca nos enteramos sobre ella cuando desapareció en el segundo secuestro>>

<<¿Quien fue a buscar al otro adolescente al orfanato? Jack>>

<<¿Cómo llegó Oliver aquí?>>

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora