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Q U I N N
ITALIA

— Voy a ir a mi habitación — dije poniéndome de pie, dejando el postre sin haberlo tocado.

— Cuore, ¿tan temprano? No hablaste nada en la mesa.

Tomé el abrigo que me había sacado en la mitad de la cena y me lo coloqué en el brazo — Será porque no quería participar en ninguna conversación en la que Jack habló — sonreí — Lo siento, estoy cansada y me quiero ir.

Mi padre se mufó y me dejó ir. Hasta que salí por la puerta sentí murmullos y otra silla moverse. <<No no no nooo>>

Me giré antes de que el guarda abra la puerta y vi a Jack caminando en mi dirección, aflojándose la corbata.

— Sal por la otra — le dije y luego vi a los guardas — No lo dejen salir por aquí — Yo era la hija del máximo jerarca. A la que iban a hacer caso es a mi, no a Jack, que no se como demonios llegó o salió del orfanato.

Empecé a caminar por el pasillo y subí las escaleras para mi habitación. No se si fue porque estaba tan concentrada en llegar que me dio un susto de muerte cuando me agarró de la muñeca. Ya estábamos arriba y no había nadie en los pasillos, más que unos guardas que no nos escuchaban porque estaban al final.

— SU EL TA ME — le dije mirándolo muy directo a los ojos — Y no me hagas repetirlo.

— Solo escúchame, no quiero que hables. Solo escucha.

No contesté, me crucé de brazos y lo miré, a esperas de que continúe.

— Primero que nada, lo siento, lo siento de mil maneras. Yo no se lo que hice, no lo pensé. Me salió, por enojo y miedo.

— Ya tuvimos esta conversación Jack — suspiró y sin pensarlo lo solté - Y... dime algo. ¿Que quieres? ¿Quieres que volvamos a estar juntos? ¿Quieres que te vuelva a querer como antes?

— ¿Ya no lo haces...? — la voz le tembló y un silencio inundó el lugar, la verdad si lo quería, lo quería con todo lo soy, porque no pude sacármelo de la cabeza en todo este maldito tiempo, a pesar de que pasaron cosas y me replanteé cosas con Oliver, en el fondo Jack siempre iba a ser parte de mi.

Volvió a hablar — ¿Quieres saber porque lo sigo intentando? — lo mire y luego dije si con la cabeza — Porque no hay mayor error que irse amando a alguien, pero tampoco hay mayor tortura que vivir con ese sentimiento día día. Es horrible, Quinn. Es horrible no tenerte.

— El problema Jack, es que no termino de entender porque me lastimaste si me amabas. — no contestó pero sentí una sensación en el estómago y baje y volví a subir la mirada — Y tengo miedo — confesé — miedo de dejarlo e irme y luego arrepentirme, miedo a renunciar a algo que pase lo que pase sigue haciéndome sentir bien, completa, renunciar a un amor, qué tal vez siga siendo mío. Pero Jack más miedo tengo a sentir ese dolor en el pecho. No quiero que me lastimes.

— Si me dejas, si me dejas volver a amarte con locura, prometo no lastimarte nunca más. Prometo aferrarme a cualquier cosa que te haga feliz.

— Está bien, pero recuerda Jack, si me vuelves a lastimar, tu mismo me harás entender que yo necesitaba a otra persona.

Soltó una risa y asintió muchas veces con la cabeza, acercándose hacia mi. Sus manos me tomaron las mejillas y con los pulgares me acarició las pecas. Mis manos se posaron sobre las suyas y sonreí cuando se acercó y me besó.

— Te quiero — me dijo cuando sus labios rozaron los míos — Y lo siento.

— Lo se — murmuré, esperando no estar haciendo las cosas mal y tratando de saber que es lo que le pasa a mi cabeza que acaba de traer un recuerdo con Oliver, mientras Jack me besa.

#
O L I V E R

FUE.

El reír a carcajadas hasta que duela la panza.

El leer bajo una sábana y sobre un colchón en Londres.

El beber leche caliente y luego reír por tus bigotes.

El comer esos dulces con las manos.

El odiarte durante tanto tiempo.

El llamarte pelirroja cuando tu cabello, lo único que hacía era llamarme la atención.

El dibujarte simplemente porque me pareciste diferente.

Todo esto, si sucedió, fue, y me marcó. Pero debes saber que fuimos de esas personas, con las que conectas, miras directamente a los ojos, y te das cuenta que debían suceder, que debíamos conocernos y todo lo que sucedió, debía  pasar.

Y con el corazón, no se si fue el destino o la maldita casualidad, pero mi cabeza no razona una vida en la que no existas, porque mi corazón no razona ni puede soportar un mañana sin ti. Así que debemos ser unos en un futuro, porque si no moriré de esperanzas.

OA.

— ¿Que haces? — me preguntó Luisa desde la puerta de mi habitación.

— Guardándome a una persona con el mejor secreto — dije con picardía, sonriendo y dejando el lápiz y la libreta en un cajón.

— Si que eres poético... Oliver, parece que eres de esas personas que no superan "ese"amor...

— No se si llegamos hacer algo... para llamarlo "ese"amor— dije recordándola en mis brazos — Fuimos eso que no se va a decir, que no lo vamos a admitir, pero que nunca lo olvidaremos. Ninguno.

— ¿No tienes esperanzas de que vuelva a pasar algo?

Solté una carcajada — Creo que soy prisionero de la esperanza.

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RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora