Encuentrame

96 11 0
                                    

Q U I N N

Mientras mas nos alejábamos de los autos, más nerviosa me ponía. Caminaba agarrada del brazo de Jack quien parecía estar bastante relajado, yo por en cambio era un manojo de nervios.

— ¿Me oyes bien, cuore?

— Si — contesté en un susurro.

Luego de esa breve conversación nos sumergimos en un silencio por los audífonos. Los invitados bajaban de autos caros, vestían telas elegantes, usaban joyas ostentosas y sonrei al ver que mis pendientes no estaban fuera de lugar.

Cuando entregamos las invitaciones en la entrada y nos registraron como llegados, nos adentramos a la casa. Una alfombra color rojo oscuro corre a lo largo de la entrada, llevándonos hacia las escaleras, que conducían al centro de la fiesta. Jack me puso su mano en la cintura y  bajamos las escaleras junto a más parejas que llegaban.

Cuando llegamos abajo muchas personas conversaban en el medio del salón, el piso era de manera y estaba brillante. La música no aturdía, pero si estaba alta, era clásica, todo era muy elegante.

Tomamos dos copas de champán de una bandeja que una chica nos ofrecía y ahí fue cuando sentí que la sangre se me heló y el corazón me dejó de latir por unos segundos.

Una pequeña de pelo negro y ojos oscuros se reía junto a una mujer que sostenía tres muñecas entre los brazos y un vaso con jugo. Sonreí ante la imagen y luego noté como Jack me hacía avanzar con su brazo.

— ¿Estas bien? — lo escuché en un susurro, sus labios estaban cerca de mi oído.

— Si, es ella — dije tratando de pasar desapercibida y bebiendo del champán.

— ¿A quien vieron? — pregunta Lorenzo por el auricular.

— A Candice.

Las luces de un momento a otro bajaron, el lugar no quedó completamente oscuro, por las luces de emergencia, pero la iluminación que tenía desapareció. Jack me tomo más firme por la cadera y yo puse mi mano sobre la suya.

— Apagaron las luces — dice Jack por su auricular y lo que mi padre contesta queda en el aire, ya que se entrecorta.

Me llevo la mano a mi auricular como Mara me enseñó por si este se apagaba, pero la comunicación está cortada. No creo me estén escuchando y tampoco creo que lo que dicen ellos, esté entrando al lugar, cortaron la señal.

— Esto no debería estar pasando — le susurro a Jack — Son los auriculares que diseñaron ellos.

— No somos nosotros, Hackearon las redes — Dice Jack mirando hacia todos lados y viendo cómo más gente estaba con problemas de sus electrónicos — Tranquila.

Me susurró. La gente seguía como si nada, porque el ambiente se acordó con la música lenta que empezó a sonar. Las parejas entraron a la pista y empezaron a bailar. Cuando volví a ver donde Candice estaba, ya no había nadie.

Mis ojos se pasearon por el lugar y empezaron a amontonarse a nosotros para entrar a la pista.

— No hay mucho más que hacer, Quinn. El operativo corre por nuestra cuenta — Jack me toma las manos — No podemos levantar sospechas, vamos a bailar.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora