¡Salieron!

42 4 0
                                    

J A M E S

Me había quedado en el castillo, como un guarda mas. Estaba al tanto de la misión y de los pasos que hacían Quinn y Gavrel en el burdel.

Caminaba con nerviosismo en la puerta asignada, y fueron unos gritos los que me alertaron.

— ¡Salieron! — me avisaron otros guardas mientras corrían hacia el subsuelo.

Abandone mi puesto y corrí escaleras abajo. Pero cuando llegué los disparos habían comenzado. Y eso no era lo peor, lo peor fue, cuando nos mezclamos.

Había soldados disparándose entre sí, había infiltrados. Y fue muy rápido, fue algo que mi cerebro solo procesó cuando llegó. Un balazo me atravesó el lado derecho del pecho. Me mando al suelo, y traté de arrastrarme ya que iba a ser pisado por los demás que corrían para que las celdas no siguieran siendo abiertas.

— ¡Mattia Betto se escapa! — oí, antes de perder la conciencia, fue un grito que yo escuché lejano, así que no creo que hayan podido escuchar en la central ni en la camioneta donde estaban Jazmín, Celine y Thompson.

— Se... se escaparon — dije en susurro, sintiendo como me golpeaban la cabeza contra algo de metal. Unas manos me llevaron por los brazos, y me sentía inmóvil.

G A V R E L
Unas horas antes de que la subasta comience

¿Quieres vino? — me dijo Andrey, ofreciéndome un lugar en el sillón del lado.

El ambiente era oscuro, los sillones y almohadones de un satén violeta oscuro y una alfombra revestía el piso por el que se paseaban camareras ofreciendo bebidas. Al frente teníamos un escenario, donde tres reflectores iluminaban el ahora, vacío suelo.

— Estoy bien. Gracias — negué el vino.

— Hoy va a ser la noche en la que conozcas verdaderamente los poderes que tiene la mafia.

<<Que gran hijo de puta>>

— Gavrel, atento a todo lo que suceda — dijeron por el auricular.

— ¡Que la subasta comience! — gritaron por un parlante.

Unas cortinas laterales se abrieron y de ella emergió la primera chica, debe tener unos catorce años, lleva el pelo suelto, y viene en ropa interior, le cuesta mantenerse derecha y le debe estar costando estar de pie.

La subasta comenzó, la chica tenía unos rasgos muy bonitos... Se vendió rápido. Otra chicas más luego,  y así continuó, vi pasar chicas de mi edad, más jóvenes, algunas niñas... Pero Andrey no se inmutaba a comprar nada.

— ¿A que viniste si no vas a comprar?

— Hoy vas a hacer tu, la primera compra — eso ya lo sabía, desde que dejé a Quinn abajo, lo único que pensaba era el momento en el que pueda dar la cifra y que vuelva a estar segura, conmigo.

— Bien — respondí secamente.

Y ahí sucedió, se subió Quinn. No se tambaleaba verdaderamente si no que lo fingía. Estaba con la cabeza en alto, no sonreía no se inmutaba, nada. Luego de ella subieron más chicas...

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora