Una semana...

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Q U I N N
ITALIA

Nos avisaron que ya se encuentran en el país — dice Lorenzo entrando a la sala de reuniones qué hay en el castillo — Parece que llegaron hace unos días, cuando trajeron a mi sobrina — el ojo de mi tío cae sobre mi y le sonrío en respuesta.

— Entonces es cuestión de tiempo que las cosas empiecen a suceder — alega mi padre — No seremos los primeros en atacar, esperaremos que las cosas sucedan y que Luisa quiera hacer presencia.

— ¿Y que si no pasa? ¿Que si planean hacer lo mismo que nosotros?— digo mirando a la cara a mi padre. Jack a mi lado, escucha sin inmutarse.

— Lo que sucede Quinn, es que les daremos razones para empezar. No queremos crear la tercera guerra mundial, simplemente que den el poder — Dice Lorenzo — Y... no se si sabias pero en una semana es el cumpleaños de tu madre, y esa fiesta será en la cual nos infiltraremos.

<<Candice>>

— ¿Creen que Candice esté ahí? — pregunto con esperanza en mi voz.

— Probablemente, la fiesta se dará en el castillo Relf, las invitaciones circularon hace una semana atrás, nosotros ya tenemos las nuestras. Solo nos queda decidir quiénes irán — concluye Mara, la mamá de Jack.

— Iré yo — dije segura.

— Eso no se discute Cuore, obviamente tú irás, y te acompañará Jack.

Mis ojos dejan los de mi padre y se giran hacia mi lado, donde Jack asiente con una media sonrisa en su rostro.

— Y... ¿Que sería, lo que debemos hacer en esa fiesta?

— Lo primero será recuperar a La Niña, y lo segundo... — comienza mi padre y su expresión es inquietante, esta nervioso.

— Matar a tú madre — concluye Lorenzo.

Las palabras quedan, no se si soy yo quien está medio pérdida y siente que las voces se van alejando o literalmente el mundo se ha paralizado.

— ¿Matarla? — la voz me tiembla.

— En la mafia... Cuando hay bandos y el líder es asesinado automáticamente el poder queda en manos del bando asesinado, así que con tan solo matarla ya obtendríamos el poder absoluto — dice mi padre y Lorenzo lo mira de reojo.

Trago grueso sin responder nada y sintiendo una opresión en el pecho <<Matar a mi madre>> No la veo desde que me dejó en el orfanato, no he sabido nunca nada de ella, ni siquiera tengo una imagen clara de su rostro en mi memoria, pero la idea de asesinarla me deja un gusto amargo en la boca.

— Yo dije que no quería más muertes — le refuto a mi padre.

— Pero entiende cuore, esta es necesaria, esta será la última.

— Y será la que te permitirá recuperar a La Niña. Es muy probable que si no la sacamos de ahí será vendida y puesta en el mercado de trata de personas.

Mi rostro se debe haber deformado en una mueca, porque todo y bajo la mirada unos segundos para replantearme la situación.

Jack posa su mano sobre la mía y mis ojos se encuentran con los suyos. Me siento a aturdida y el corazón empieza a latirme con más rapidez. No soy muy consciente de lo que hago, pero me pongo de pie.

— Voy a ir a mi habitación — declaro poniéndome de pie y dejando la sala de reuniones atrás.

Camino por los pasillos y subo las escaleras, toco mi rostro y siento algo mojado. Las lagrimas salen de mis ojos inevitablemente y no me contengo porque siento que es la única manera de desahogarme.

Cuando me abren las puertas, empiezo a sentir mi cuerpo un poco tambaleante, mis manos tocan la mesada de mi tocador y con ayuda de mis brazos me siento. Me contemplo en el espejo y me abrazo, mis manos suben y bajan por mis brazos dándome calor mientras no paro de llorar. No quiero hacerlo, si mi cuerpo dice que es necesario derramar estas lagrimas esta bien, por algo serán, por algo mi consciencia se siente culpable, por algo en el fondo se que lo que probablemente haga va a estar bien y también un poco mal.

Después de todo, no es tan importante lo tan buena persona que eres, todos siempre vamos a tener el papel de malos en la historia de alguien. Así que en el fondo... lo único que me queda hacer es afrontar la situación y ser un infame memorable.

Me seco las lagrimas con fuerza y me acerco al espejo. Me sonrío y luego me acomodo el cabello. Si vamos a ser los heroes vamos a hacerlo bien, y si vamos a ser los villanos, vamos a hacerlo glorioso.

#
O L I V E R

Quieto — me dice el sastre mientras me llena el traje de alfileres.

Estoy sobre una plataforma frente a un espejo, midiéndome el traje que usare para el cumpleaños de Luisa.

— En cuatro días vendré y se lo volverá a probar, si faltan hacerle ajustes los haremos ese día, pero ahora está perfecto — el hombre dice sacándome los alfileres y dejándome solo para que me cambie.

Me saco la camisa, el saco y los pantalones dejándolos sobre la cómoda. Me visto con mi ropa anterior y salgo hacia mi habitación.

Cuando entro caigo en cuenta de que no estoy solo, Luisa me está esperando, mirando hacia el balcón.

— Luisa — la saludo.

— Oliver, entre pensando que te encontraría aquí.

— Me estaba midiendo el traje — le digo y ella se vuelve hacia mi.

— Quiero contarte algo — comienza — Me dijeron que Quinn está con Mattia, su padre, y que al parecer está de su lado... Como nuestro objetivo es conseguir el manejo de toda lo relacionado a la mafia e incluso esta, en Italia, pensé que sería una buena estrategia invitarla, únicamente a ella, después de todo es mi hija.

Asiento sin decir aún nada.

— Ella no sabe que estás aquí, y no lo sabrá si es que no viene. Pero ahí entra tú. Tu tratarás de persuadirla para que se nos una.

— ¿Que te hace pensar que voy a conseguirlo?

— Es ingenua y adolescente. Tampoco es tonta, ademas sabrá elegir cuando vea a Candice. Cumpliré mi palabra de que no le haré daño, pero se puede jugar un poquito con eso, hacerla creer que la pequeña corre peligro.

— Entiendo — digo — Me parece bien. Haremos todo lo posible para alejarla de ese hombre.

— No puedo esperar para que ya sea sábado. Vamos a ganar y voy a volver a estar con mi hija.

<<Quinn...>>

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