- Efimero -

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Q U I N N
LONDRES - KENSINGTON

La mañana es gris, el cielo está cubierto de nubes oscuras que le dan un toque aburrido al día.

Me despierto cerca de las ocho de la mañana y me quedo unos minutos en la cómoda cama.

Junto a mi se encuentra el libro de los juegos del hambre, con el que me desvelé una poco.

Lo comencé con ganas de leer la famosísima historia y me terminó atrapándome más de lo que pensé.

Me desperezo y me calzo unas pantuflas peluditas que encontré anoche en el vestidor. Ayer en lo que sobró del día, me la pasé recorriendo la casa y encontrando más detalles en mi habitación, me probé algo de ropa y desfile en silencio frente al espejo inmenso que descansa sobre la mesa de madera, también llevé algunos almohadones al balcón y me hice un ovillo mientras pasaba horas leyendo...

Un golpe se siente del otro lado de la puerta.

— Pase — digo con la voz aún ronca y una pequeña sonrisa.

Louise entra a la habitación con una bandeja en los brazos.
Me dedica una sonrisa cuando me ve sentada en la cama y se acerca a dejarme la bandeja que se convirtió en una mesita plegable.

Sobre esta descansa una tetera a juego de una taza y varios platitos llenos de diferentes cosas que desconozco.

— Buen día señorita Quinn — me saluda — le traigo el desayuno ya que Jonathan ya se fue a trabajar en la madrugada y Courtney está terminando con unos papeles que debía tener.

— Buen día Lou — le respondo el saludo y la ayudo a dejar la mesa estable sobre la cama — No hay problema y no hace falta que use el señorita cuando te dirijas hacia mi, Quinn esta bien.

Ella me sonríe y se sacude las manos en el uniforme blanco y negro que está vistiendo.

— Bueno...— comienzo un poco avergonzada — ¿me podrías explicar que son todas estas delicias? No las reconozco, lo siento.

Ella me mira sorprendida y enarca una ceja.

— Claro... — se vuelve hacia la cama donde está todo — Bueno, estás de aquí — me señala unos panecitos porosos tostados que tiene a su alrededor un montón de toppings para ponerle — son Crumpets y le dejé dos mermeladas caseras que hice esta mañana, una es de frutillas y la otra es de duraznos, pero si desea acompañarlos con algo salado puede optar por la mantequilla.

Yo asiento sonriente, ansiosa de probar la mermelada y los crumpets.

— Luego tenemos unos panqueques de manzana, que tienen miel fresca y unas tostadas con huevos, tocino, y unas salchichitas calentitas — su mirada se pasea fijándose si le falta algo — Ah, claro, también están las tostadas que las puede acompañar con algún dulce de los crumpets... — dice y sonríe — Creo que no me falta nada...

Es demasiada comida, pero estoy ansiosa por probar todo...

— Gracias — ella asiente y yo no lo pienso dos veces — ¿quieres hacerme compañía? ¿Quiero decir quieres comer algo conmigo? Es demasiado y a fin de cuentas tu lo hiciste todo.

Ella sonríe y se pone un poquito colorada, duda de su respuesta por lo que la animo a que se siente en la cama, enserio me gustaría desayunar con ella, parece ser de esas personas que son buena compañía.

— No..., yo no podría.

— Por favor Louise...

No voy a desistir.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora