Q U I N N
La mañana se hace presente y no quiero abrir los ojos, porque siento la luz a través de mis párpados, parece que el sol hoy está potente. Mi cabeza se mueve lentamente hacia arriba y abajo, y siento algo palpitar en mi mejilla.
Abro lentamente un ojo y observo la situación. Mi brazo está sobre un torso, y mi cabeza sobre un pecho, tengo una mano que me abraza y estoy tan cómoda que no quiero moverme para no arruinarlo.
Levanto levemente la cabeza y veo un Oliver dormido. A pesar de que ya amaneció, aún hay oscuridad en nuestro fuerte. La luz entra por una colcha que se movió y con ella puedo ver las pecas de Oliver. No quiero ser una acosadora, pero mientras lo miro... cuento y son 38 pecas las que le decoran el rostro, tiene la piel muy delicada y unas pestañas rubias oscuras largas que lo hacen parecer... un Niño.
Sus ojos se presionan y rápidamente cierro los míos en la posición que me encuentro. Siento como abre los ojos y siento su rostro demasiado cerca al mío. Nunca fui muy insegura, pero recuerdo todas las cosas que en algún momento me dijo y tengo miedo de que encuentre todas las imperfecciones que mi rostro puede tener.
Su mano roza un mechón de pelo y me lo coloca detrás de la oreja. Su mano desciende por mi mandíbula y desde aquí siento los pasos de alguien subiendo o bajando las escaleras. Oliver también parece notarlo y yo me muevo tratando de no parecer que estaba despierta hacia ya un rato.
Me siento y el saca su brazo por detrás de mi. Rápidamente me pongo de pie y corro a cerrar la puerta con llave, no es que no quiero que me vean con él, simplemente... ¿como se tomarán que haya traído un chico a mi habitación? Los padres suelen enojarse por esas cosas ¿no?
— Buen día — dice Oliver estirándose hacia atrás.
Me giro hacia él y le sonrío de boca cerrada — Buen día.
Me pongo de pie tratando de no desarmar el fuerte y vuelvo a mi habitación. Entro a mi vestidor y rápidamente me cambio de ropa.
Estaba con la ropa que use todo el día de ayer, así que no era una mala opción cambiarme. Me pongo un Jean negro y un buzo azul. Al pelo trato de agarrarmelo lo más prolijamente posible, pero los peinados... peinar nunca fue algo que me saliera bien, así que me quedan algunos hilos de cabello sueltos.
Salgo de vuelta a mi habitación y Oliver ya desamó el fuerte y está doblando algunas colchas. Se encuentra enfrente de mi cama mirándome. <<Esto podría decirse que es incómodo>>
— Gracias por dejarme quedar — dice y toma el libro del suelo — Llegamos hasta la página 108 si lo quieres continuar, pero creo que dormiste en la 70. Yo seguí leyendo en voz alta, pero estabas... profundamente dormida.
— ¿Me leíste mientras dormi? — pregunto sintiéndome una poco cliché — ¿Oliver Anderson siendo amable?
El se encogió de hombros y sonrío — puedo tener mi encanto — lo ayudo a ordenar las cosas y luego planeamos cómo el iba a bajar sin que lo vean.
<<Si, por el balcón>>
Cuando esté abajo yo voy a ir al living como una mañana normal y lo invitaría a desayunar, porque el que hayamos tenido una noche... relajada, Candice es un tema que nos sigue preocupando y aunque sea una prioridad, Oliver anoche necesitaba olvidarse de eso un momento. Lamento pensar que Candice no debe estar perdida.
— Agárrate bien — le dije mientras veía como él bajaba por una sabana.
— Lo estoy haciendo bien, pero esta casa es más alta de lo normal, parece un tercer piso, no un segundo.
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RAMÉ
RomanceElla era abierta y alegre era diferente y ambiciosa. El era apocado y silencioso, nadie lo veía, el era una sombra. Ella amaba leer y el amaba escribir. Ella fue el poema más hermoso del que él alguna vez escribió. Y el fue el libro más int...