Invitaciones

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Q U I N N

— Llegó esto para la señorita Quinn — anuncia Leila dándome una carta en el desayuno.

Mi padre me mira mientras come fruta y los otros pasan sus ojos de la comida hacia mi. Abro el sobre y empiezo a leer.

Hola, princesa .

¿Cómo estás? Me he enterado que te encuentras en casa de tu padre. Y no se si sabes, pero en unos días es mi cumpleaños y ya que estás en Italia, me gustaría invitarte. Que nos volvamos a ver, y así, ponernos al día.

Ahora más que nunca, podemos volver a ser esa familia de dos. Ahora tengo mucho más que darte y quiero que lo compartas conmigo... por lo que, te envío la invitación de mi fiesta de cumpleaños de máscaras. La invitación es para que puedas llevar a un acompañante, y no puede ser tu padre o nadie de esa gente, él sabe que los conozco.

Un beso princesa.
Te ama.
Mami.

Levanto los ojos del papel y veo la tarjeta de invitación. Es elegante, con detalles en dorado y la letra en cursiva. Se las leo en la mesa y mi padre con Lorenzo sonríen cuando ven que tengo los dos pases para la noche.

— Es Perfecto — anuncia mi Tio.

— Lo es — responde mi padre.

— Entonces, hoy llamaremos al sastre y a la modista, van a resaltar — la madre de Jack, habla dirigiéndose hacia su hijo y hacía mi.

— Van a ir ambos y esto se va a terminar de una vez.

— Van a estar deslumbrantes.

Sonrío junto a Jack quien también lo hace y terminamos de desayunar escuchando a mi padre y tío hablar sobre cosas de la misión que no termino de entender muy bien, y no se si es por el nerviosismo de que mi madre sabe que estoy en el mismo país y que la voy a ver, o por si la tengo que matar cuando lo haga.

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— ¿Tienes miedo? — la pregunta de Jack me toma desprevenida.

Estamos en el balcón con pileta del último piso. Tengo unos anteojos de sol puestos y un bikini negro. Jack a mi lado dormía, o eso creía hasta que me hablo.

— ¿Miedo por ver a mi madre después de trece años y matarla cuando la vea? No, estoy muy bien — respondo con sarcasmos.

— Si te sientes mejor, yo también veo a mi madre después de mucho tiempo.

Me levanto los anteojos y lo veo. Tiene la vista fija en las playas de abajo. El castillo,  está en un acantilado, al rededor de este no hay más que playa y acantilados.

— Ahora que estamos solos... Dime ¿Como llegaste aquí?

— Estaba buscando un resfriado en el patio de orfanato — dice en broma — Estaba bajo nuestro árbol en el orfanato y de la nada, Ruth llega y me dice que me adoptaron. Yo no podía creerlo, era una puta broma — se ríe — pero, cundo llegamos a la recepción del orfanato un hombre me esperaba, no firmaron papeles, no pude si quiere tomar mis cosas o despedirme. Me drogaron y me desperté en una enorme habitación con mi madre. ¿Tu?

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora