Ramé

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G A V R E L

Cuando salimos del edificio cientos de autos patrulleros nos esperaban. Las luces azules y rojas iluminaban el lugar y la helada noche en Rusia se hizo presente.

Tenía a Quinn bajo mi brazo y a Candice alzada en el otro. Nos acercamos a un camión donde Candice se quedó hasta que a mi y a Quinn nos curaran.

— ¿Gavrel? — una voz familiar se oyó, me giré y vi al ministro Thompson quien tenía una herida de bala en el brazo.

— Si — le estreché la mano, del brazo no lastimado.

— Felicitaciones, hicieron un trabajo increíble — dijo saludando a Quinn, quien también salía de adentro del auto — Sinceramente lo que hicieron es admirable.

— Gracias — dije abrazando a Quinn y dándole un beso al costado de la cabeza. Lo único que en estos momentos deseaba era tenerla en un abrazo y besarla, pero esto no terminaba acá, había que seguir con las cosas policiales rutinarias de las que no tenía idea.

— ¿Tu no tenías un ojo de diferente color? — dijo el ministro hacia Quinn haciéndola sonreír.

— Si — dijo sacándose los lentes de contacto y mostrando esos increíbles ojos que tenía.

— Wow — se sorprendió el ministro para luego marcharse con los oficiales — Impresionante.

Quinn se sonrojo y se hizo lugar bajo mi brazo. Estábamos cubiertos por unas mantas y creo que no tengo palabras para explicar el alivio que sentía.

Todavía mi cabeza no procesa como hace dos años, yo me despertaba en un orfanato con la preocupación de que mi libro en la biblioteca haya desaparecido, o que el almuerzo no hubiera estado caliente.

Estoy en uno de esos momentos donde tu mente empieza a procesar todo...

• Mi padre biológico estaba muerto, era un mafioso y estaba involucrado en trata de mujeres.

•Mi hermana es una persona que conocí desde toda la vida, pero con la que nunca intercambié más de dos palabras. Sobretodo proque era mejor amiga de la persona, que en ese momento, más odiaba. Ahora está muerta, por uno de los mafiosos mas importantes del mundo.

• Quinn, quien ahora es mi novia. Es la persona que más me importa en esta tierra e hija de dos de los mafiosos más importantes en el mundo.

• Secuestraron a Candice.

•Secuestraron a Quinn.

• Tengo un disparo en el hombro.

<< ¿Cuando pasó todo esto? >>

— ¿Tienes miedo? — la voz de Quinn resonó a mi lado.

— Ya no. Ya no hay porque.

#

Tras declaraciones, firmas, papeleo, prensa y locura policial. Fuimos a un hotel que la policía nos había dado.

Ninguno quería volver a la casa, de ninguno de sus padres. Así que la primera petición fue una habitación para tres, en cualquier hotel seguro.

La policía lo cumplió y luego de haber pasado por el hospital, para ver a James y las chicas de la central. Entramos a la habitación de hotel.

Quinn se dio una ducha y ayudo a Candice a darse una. Yo lo hice luego y con una ropa que nos consiguieron nos metimos en la cama los tres. Creo que no existían las palabras para expresar la tranquilidad que todo esto me daba. El tener a las dos personas que más amo en este planeta junto a mi, me brindaban una paz que no podía describir...

Candice puso los dibujitos y luego de quedarse dormida, la pasamos a su cama, con un arco de almohadones para que no caiga. Al otro día a primera hora iba a ver a Rosa.

Nos volvimos a meter en la cama, en medio de la oscuridad y atraje a Quinn a mi pecho. La abracé con fuerza y dejé salir un suspiro de tranquilidad.

— No tienes idea de lo increíble que eres, Quinn — dije sobre su cabeza, luego de darle un beso.

— Tu, no tienes idea de lo agradecida que estoy contigo. Si no hubiera sido por mi, tu nunca hubieras estado en esta situación.

— Si no hubiera sido por ti yo nunca hubiera amado con tanta locura, así que te estoy más agradecido de lo que crees — le dije y su rostro se coloco bajo el mío en una sonrisa — Te amo Quinn, te amo con una locura que no entiendes. Porque eres tan... — no había palabras así que sólo le susurré — Ramé .

— ¿enserio? — rio — Algo...

— Caótico y hermoso al mismo tiempo... — murmúranos los dos al mismo tiempo.

— Yo también te amo, Oliver.

<<Así me llamaba yo, Oliver>>

Luego de eso nos dormimos. No tardé nada en hacerlo y creo que fue por la tranquilidad de que esto había terminado.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora