Bienestar

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Q U I N N

Con Louise seguimos recorriendo algunas de las emblemáticas calles de la ciudad. Disfrutamos de la poca nieve que cae y de los turistas emocionados por todo. Londres es simplemente mágico.

— ¿Lou? — me dirijo hacia Louise que intenta desbloquear su celular, pero con los guantes que lleva puestos se le hace difícil.

— La... la señora James dice que nos encontremos en... el restaurante Marcus Wareing — pasea su mirada del celular hacia mi.

— Oh — inquiero y empiezo a caminar un poco más rápido por detrás de ella que da pequeñas zancadas para estirar el brazo y poder parar un taxi.

— Ven, ven, sube.

Entro al auto y saludo con un susurro al hombre que maneja.

— ¿A donde? — pregunta el taxista que apaga el cigarrillo y toma el volante — al restaurante Marcus, por The Berkeley, Wilton Place.

El señor asiente y me dirige una mirada por el retrovisor, la mantiene unos segundos y luego me dispongo a apartar los ojos, porque se estaba empezando a tornar un tanto incomodo.
El camino hasta el restaurante es tranquilo, recorremos algunos lugares nuevos para mi, y admiramos el Big Ben cuando el taxi pasa a unos cuantos metros de este.

Nos adentramos a la calle del restaurante y un lugar iluminado y muy elegante, como todo en los James, nos recibe cálidamente. Un chico nos abre la puerta y el reconfortante calor de los calefactores qué hay a los costados, me hacen dar un escalofrío por el tan brusco cambio de temperatura.

— Hola — saluda Jonathan cuando nos acercamos a la mesa.

— ¡Quinn! — Courtney me toma de la mano antes de que me siente en la mesa.

— Hola — saludo.

— Buenas noches — ahora habla Lou — Me retiro y nos vemos en casa.

— Con cuidado Lou, gracias — Courtney se despide con una sonrisa y yo me siento en el lugar libre de la mesa.

Me hubiera gustado que Louise se quede, pero también entiendo que fui yo la que le quitó toda la tarde de quehaceres que tenía que hacer. En mi defensa necesitaba un poco de aire libre.

Nuestra mesa se encuentra junto a una ventana, recorro los platos de comida en la carta que nos entregaron y no tengo idea sobre más de la mitad de los platos.

— Yo voy a querer unas haggis rellenas — habla Jonathan cerrando la carta.

— Yo un filete de hojaldre — Courtney hace lo mismo que Jonathan y luego se vuelve hacia mi — ¿Y tú Quinn?

— Yo... — no se que decir — No se muy bien.

— ¿Alguna vez probaste los dedos de pescado?

Niego levemente con la cabeza.

— Debes probarlo, son una delicia.

— Está... bien — concluyo con una sonrisa de boca cerrada — Gracias.

Courtney me sonríe con ternura y luego me acaricia una mejilla.

— Eres preciosa Quinn — mira a Jonathan y luego a mi — No sabes lo felices que estamos de que estes aquí.

— Yo también estoy contenta... — murmuro.

En estos días que estuve con los James terminé de comprender muchas cosas, termine de entender que la familia es lo más valioso que uno puede tener, la familia es algo especial, algo sincero y completo.

El amor de una familia es un amor profundo, que se basa en el saber que siempre va a haber un lugar con ellos. Me alegra demasiado que los James me hayan adoptado, también me alegra poder experimentar lo que se siente que el bienestar mío esté sobre el de ellos, porque en la casa de los James todos están constantemente tratando de que yo esté bien y no me falte nada, nunca lo sentí y en el fondo de mi me entristece que en el orfanato haya tantas personas que nunca lo sintieron.

Pero hay algo que nunca voy a dejar de tener en cuenta y es que la familia no se relaciona con la sangre, las familias no necesariamente deben estar emparentadas genéticamente, la familia  son las personas, en tu vida que están dispuestas a tenerte en la suya, son los que te aceptan por cómo eres, son aquellos que harían cualquier cosa por verte feliz y que te aman sin importar que.

Mis familias son importantes y diferentes en todos los sentidos. También entendí que a medida que va pasando el tiempo y las circunstancias uno va desarrollando ese amor hacia las personas que nos rodean.

La familia con la que más tiempo pase fue la que tuve con Noor, ella para mi es mi hermana, la quiero como una o más, la verdad nunca supe que es tener una hermana, pero Noor definitivamente es de mi familia. Nosotras somos una familia, aprendimos a apoyarnos y ayudarnos en todo momento, nos aconsejamos, reímos, lloramos y divertimos, la amo y espero poder seguir con ella muchos años más.

Otra persona que también concidero como parte de mi familia es Mamá, ella es mi familia, aunque a veces me asuste porque su voz se pierde en mis recuerdos o sus pecas se van de mi memoria, entiendo que es de mi familia y que me quizo, ella lo dijo, en la carta y con palabras el día que me dejó en el orfanato. Simplemente espero, que si algún día la vuelvo a ver puédanos ser una familia, otra vez.

— Quinn. Princesa, te amo. Mamá te ama ¿lo sabes?

— Si mami.

Las palabras y la imagen de ella con lágrimas en su rostro la tengo presente cada día, ella es una parte de mi y la quiero aunque con dolor no tengo idea de donde está. Su carta me dejó con muchas dudas y preguntas que espero algún día poder responder.

En fin la familia es básicamente el tesoro más precisado de cualquier persona y no debemos olvidar eso, porque es hermoso sentirse querido y acompañado, muchas veces pensé que nadie me quería, que mi padre nos había hecho daño a mamá y a mi por odio, o que Fred era simplemente una persona que portaba el mismo ADN que yo, en la sangre por simplemente ser el supuesto hermano de mi padre. Me gustaría confírmarlo, pero no se donde está y volver a lo que fue la tortura de convivir con el y sus amigos... es algo a lo que no me atrevería.

Pero a pesar de ese miedo irracional que me invade cada que recuerdo esos días, debo descubrirlo, debo descubrir porque mi padre me quiere y porque mamá huyo de él.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora