Año Nuevo II

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Q U I N N
LONDRES CIUDAD

— ¡Bienvenida a la familia Quinn! — declaran algunos con alegria y todos empieza a movilizarse.

Algunos se acercan a saludarme y a presentarse. He olvidado los nombres de la mayoría ahi, y he tratado de recordar los de los que están en mi mesa, que está apartada de la de los demás "La de los primos" la llamaron ellos, miedo.

— Aquí traigo algunas cositas para picotear — Dice Louise junto a otra chicas que parece estar ayudándola a organizar la comida y la mesa.

Bandejas, platos y copas empiezan a llenar la mesa. Ahora que me doy cuenta, que las cosas no salieron para nada mal, el hambre empezó hacer presencia.

Me acerco a la mesa y visualizo algunas de las cosas que Lou acaba de traer. Hay trufas saladas, camarones rellenos, fiambres y rollitos de atún y queso crema. Los camarones tienen un cartel que dice "Sorpresa adentro"

Tomo un camarón y lo muerdo cerrando los ojos y haciendo cucharita con la mano de abajo, para no tirar al piso el queso que trae adentro y así no ensuciarme. <<¡Que delicia!>>

— ¿Rico? — la voz de un chico me hace volver a la realidad.

Lo miro unos segundos y su expresión sigue siendo la misma que cuando cruzamos miradas. Creo que esa expresión de extrañeza nunca se va a ir de los ojos de las personas cada que me ven. <<Maldita sea >> El chico parece mayor que yo.

— Si — me limpio el borde de la boca.

— ¿Los conoces? — me enseña en su mano unas pelotitas y yo niego con la cabeza.

— ¿Que son?

— Chaski Boom — toma uno entre sus dedos y luego me mira a mi — ¿Quieres ver lo que hacen? Jonathan me los dió, es como un tipo de tradición usar esto en la familia durante la noche de Año Nuevo.

Asiento un poco nerviosa y lo sigo hasta el jardín, ve unos segundos a los niños correteando y con un movimiento de cabeza llama al que creo que es su hermano, el chico que parece estar entretenido en su consola niega con la cabeza y el se encoge de hombros saliendo por la puerta lateral, pero sin antes avisarle a una señora rubia que bebe vino como si fuera agua.

— Bien — me mira y estamos en la vereda de la casa, no hay muchos autos en la calle y la nieve dejó una leve capa blanca en el suelo — Debes tomar uno entre tus dedos y luego lanzarlo al suelo.

El chico toma uno en sus manos y luego lo lanza al suelo, este hace un estruendo que me hace zapatear, luego hace lo mismo con el siguiente y así hasta terminar una cajita, nos reímos y cuando es mi turno casi se lo tiro en el zapato, pero no parece importarle.

— Bien, bien, vas entendiendo — dice y saca de su abrigo otra cajita.

— ¿Hacen esto todos los años? — pregunto incrédula mientras tiro uno.

— Sin falta — se ríe y mira hacia uno de los costados, sigo su mirada hacia el callejón qué hay con una casa de por medio.

Hay una sombra pequeña bajo el farol y al lado de la cabina de teléfonos. El chico del que aún no me acuerdo su nombre levanta la mano en forma de saludo. La sombra hace lo mismo y se acerca.

Podría decir que tengo miedo, pero no, la curiosidad puede que me esté venciendo esta vez.

— ¿Lo conoces? — pregunto y el niega con la cabeza.

— Es una niña — declara cuando la pequeña pasa por debajo de uno de los faroles y sus colitas negras azabache reflejan un poco de nieve.

— ¿Que es eso? — pregunta cuando se posa enfrente de nosotros y el corazón se me encoge al detallarla.

Tiene las mejillas con tierra, tal vez ceniza por el frío. Su abrigo está rasgado en la parte de abajo y en su mano sostiene un oso de peluche rosado, pero teñido de negro por la tierra.

— Chaski Booms pequeña — el chico que está conmigo se agacha a su altura y sonrío al ver que no hay desprecio.

Algo que nunca voy a olvidar por mas años que pasen, son las veces que camine de pequeña con mamá en la calle y nos susurraron cosas horribles, nos miraron con desprecio y hasta asco.

— ¿Como te llamas? — La Niña le pregunta al chico y luego me ve a mi.

— James y ella es Quinn — me señala y yo me agacho junto a James para quedar también a su altura.

<<Gracias pequeña>>

Sus manitas están sucias y lleva unas alpargatas con medias de diferente color.

— ¿Estas sola? — le pregunto y ella niega con la cabeza.

— ¿Está tu familia por algún lado?

— Mamá... mamá se fue hace un rato... — La Niña me repara con la mirada — estoy con un amigo.

Le sonrío e intercambio una mirada con James.

— Tu pelo es como el de las historias — frunzo el ceño ante su confesión y le sonrío.

— Ah ¿si? — ella asiente — ¿Quieres contarme la historia?

— No la recuerdo, anoche me quedé dormida por la mitad — un escalofrío le recorre el cuerpo y apenas sucede James se saca su abrigo y se lo tiende por los brazos antes de que yo pueda hacer lo mismo con el mío — Pero la historia trataba de una niña que tenía el pelo rojo y un ojo celeste y otro marrón.

James vuelve a mirarme y yo sonrío un poco confundida. Una sombra un poco más grande aparece por detrás y esta grita en llamado — ¡¿Candice?!

La Niña se vuelve rápidamente hacia la sombra y se acomoda el abrigo de James para que no se le caiga — ¡Estoy aquí! — dice y con James nos ponemos de pie.

La garganta se me seca, la sangre se me hiela y trago grueso al ver quien es.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora