Q U I N N
LONDRES 2016El día está nublado y algunas nubes engricesen el cielo haciendo que el día me parezca perfecto para leer y pasar toda la tarde en la biblioteca, sentada con un libro sobre mi regazo.
Salgo de la cama y me encandilo al ver las lucesitas de navidad que recorren el borde de la puerta... Hoy es víspera y cómo todos los años desde que llegué aquí, es el día que todos esperamos... ya que es muy probable que comamos pavo con papas asadas y seguramente saladas de más, pero papas al fin.
Me destapo y siento en la cama, con las esperanzas de que nadie se despierte, y mi objetivo de llegar a la biblioteca rápido y sin contratiempos se cumpla.
Me calzo unas zapatillas negras que tienen las puntas gastadas y me agacho bajo la cama para poder sacar mi bolso en el que guardo mi ropa.
Apoyo este sobre mi cama y lo abro, sacando un pantalón negro que me queda un poco grande y una remera blanca que se me pega al cuerpo..., por suerte no soy una chica muy voluminosa por lo que la remera no me hace sentir incómoda.
Salgo de la habitación en puntas de pie y me apresuro hacia la biblioteca.
En el camino saludo a Carmen que está llegando a la enfermería y a Darío que está abriendo las ventanas del orfanato dejando a la vista la escarcha que se formó en los vidrios durante la noche.Amo el frío, amo la nieve.
Cuando estoy por llegar a la puerta de la biblioteca siento unos gemidos de dolor, provenientes de la habitación que se encuentra cruzando el pasillo.
Llevo meses sin entrar a ese lugar y la mera idea de siquiera acércame me estremece y aterra de mismas formas.Los ruidos cada vez se van haciendo más fuerte y cuando estoy casi en la puerta el ruido del cinto golpeando contra algo... alguien, me estremece y no puedo evitar colocar un ojo en la cerradura de la puerta para ver quien es esa persona.
Cuando lo hago se me escapa un grito ahogado que no logro controlar...
Oliver está ahí adentro, no solo tiene la espalda llena de líneas que escurren sangre, si no que su mano izquierda también lo hace...
Me despego por que me temo que si sigo mirando... no voy a poder soportarlo y terminaré vomitando lo que no desayuné, moría de hambre, ahora lo último que quiero es ingerir algo.
Salgo corriendo del lugar y golpeo la puerta de la biblioteca a esperas de que Poppy me abra para poder entrar y sumergirme en palabras e historias que anhelo que me hagan olvidar lo que acabo de presenciar.
Me hubiera gustado hacer algo por él, aunque lo odie como a nadie en esta tierra, creo que... no se merece ser golpeado de esa manera.
— ¡Quinn! ¡Feliz víspera de navidad! — Poppy me abre la puerta que rechina y nos hace cerrar a ambas los ojos por el sonido ensordecedor.
Creo que deberían ponerle aceite a todas las puertas del lugar, todas rechinan y una peor que la otra.
Le sonrió en forma de respuesta y entro como un rayo hacia mi escondite para los libros que estoy leyendo, este se encuentra tras una planta que está junto a la ventana.
Meto la mano donde suelo encontrar siempre los libros, pero no lo hago. Alguien lo tomó...
Me causa una sensación extraña el saber que me estoy tardando demasiado en encontrar el libro con las palabras que espero que me consuelen y hagan olvidar la imagen de Oliver siendo golpeado por el cinto...
<<¿Que habrá hecho para que Ruth lo golpee? ¿Cuantos golpes habrá recibido? ¿Le quedarán marcas como a mi? >>
Al darme por vencida en la búsqueda de mi libro en mi escondite corro hacia la estantería...
No veo nada que me interese que no haya leído, casi todos los libros de este orfanato ya estuvieron en mis manos...
Leí de todo, cuentos policiales, historias de espionaje, amor, también algunos libros políticos y manuales de historia, la verdad que este lugar necesita una renovación de libros...
— ¿Que buscas Quinn?
— No lo se...
— ¿Ya terminas el libro de la otra vez? — asiento con la cabeza ya que si le digo que perdí el libro que estaba leyendo, podría enfadarse y sinceramente, las vísperas de navidad no son una buena fecha para llevarse broncas...
— Entonces... ¿Que tal orgullo y prejuicio?
— Ya lo leí hace poco.
— ¿Sentido y sensibilidad? ¿Un cadaver en la biblioteca de Agatha Christie?
— También... A ambos.
Necesito un libro ya, necesito unas horas para escapar de mi vida y sumergirme en otra..., en la que sea..., pero necesito olvidarme de todo por un segundo.
— Muy bien... Quinn, parece que te terminaste la biblioteca ya...
No contesto, solo miro los copos de nieve que caen por la ventana...
Recuerdo el día que llegué, recuerdo la nieve colándose por mi abrigo y los dedos de mis manos helándose por las bajas temperaturas de Londres en esta época de el año...
— ¿Quinn? — la voz de Poppy me saca de mis pensamientos y me percato de que no escuché ni una palabra de lo que me estaba diciendo.
— ¿Si?
— ¿Me oíste?
— No. Lo siento...
— Te decía que no me queda nada para que leas... — se acomoda los anteojos — tendrás que esperar que hable con Ruth para poder hacer un encargo de libros... o que alguien venga a donar algunos, pero ya sabes cómo es ese tema, siempre dejan los de...
— Niños que nadie quiere o ya a nadie les sirve — termino por ella y creo que nunca quise antes con tanta intensidad que me trague la tierra para desaparecer.
— Si cariño, pero no te olvides que hoy es navidad, tal vez caritas deja algún libro como donación.
— Si... — respondo y salgo de la biblioteca sin rumbo... Todos aún duermen y a estas horas de la mañana no hay nadie despierto...
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RAMÉ
RomanceElla era abierta y alegre era diferente y ambiciosa. El era apocado y silencioso, nadie lo veía, el era una sombra. Ella amaba leer y el amaba escribir. Ella fue el poema más hermoso del que él alguna vez escribió. Y el fue el libro más int...