Arrebol

44 4 0
                                    

G A V R E L

Bebo una copa de vino mientras veo el colorido atardecer, decorar el blanco del lugar. Cuando siento paso atrás me vuelvo, es Quinn quien sale abrigada de pies a cabeza.

— Es hermoso — digo mientras la abrazo de costado luego de darle un beso en la coronilla.

— Se llama Arrebol — dice ella sobre mi hombro — Es cuando las nubes se encuentran de ese color rojizo al ser iluminadas por el sol.

— Lo se colorada...

Suelto un suspiro — ¿Estás bien? — mira.

— Si, es que creo que nunca entenderás la tranquilidad que me da saber que sabes quien soy...

— Estaba drogada...

— Estabas pérdida, no sabías quien era, pensabas que estabas con Jack y lo estuviste durante casi todo un año — una sensación amarga aparece en mi garganta.

— Si, pero no significó nada.

— ¿No sucedió nada más que un beso, verdad? Dime eso para que pueda dormir con tranquilidad.

— Nada más que un beso — se acercó a mis labios y me besó lentamente, su cuerpo giró y quedó pegada hacia mi. Mis manos buscaron más cercanía, ya que el frío que podía llegar a sentir, estaba siendo reemplazado por el calor que desprendían nuestros cuerpos.

La levantó en brazos y volvemos a la habitación. Entre besos cierro la puerta y la acuesto sobre la cama. Se pega contra el cabezal y sonríe mientras la beso. Le saco la bufanda, luego el abrigo y así hasta quedar simplemente con la ropa interior. Disfruto de cada prenda y mi entrepierna todo lo contrario, sufre la poca movilidad de mi pantalón.

Mi boca baja por su mandíbula, su cuello
Y luego llega a sus pechos donde mis ojos se cruzan con los suyos y su mirada lasciva me indica que no quiere que pare. Bajo aún más y beso su abdomen, su piel está caliente al igual que el ambiente.

No se como hacer esto, pero vamos a ir por la intuición y por lo que hablé en algún momento con Jack y hasta con los soldados mientras daba vueltas por el castillo <<Se que no es un buen tema, pero si no nunca podría tener una familia>> Mis manos toman el borde de sus Bragas y las bajan hasta abajo mientras mi boca vuelve en busca de la suya.

Sus muslos se suben hasta mi cadera y quedo sobre ella. Sus manos toman las telas de las Sábanas y tiran levemente cuando mi entrepierna hace presión con su cuerpo. Sus manos me desabrochan el pantalón y quedo en bóxers y sin camiseta ya que también la dejé en el momento que la desnudé.

Quinn se merece todo lo mejor del mundo, así que pienso con cuidado cómo seguir para que ella esté cómoda y yo también, ella merece que la venere así que trato de contenerme y no seguir como un animal sin experiencia. <<Es lo que eres>> me reprocha el subconsciente.

Mis manos acarician sus caderas y << — Debes hacerlo con protección>> las palabras de Jack llegan a mi mente y hago memoria a la ultima vez que tuve un forro conmigo. Mis ojos se cruzan con los suyos y no parece entender que sucede.

— ¿No quieres?

— Colorada, créeme que es lo único que quiero en estos momentos.

— ¿Entonces? — su voz suena frágil.

Me estiro  y abro mi mesa de luz buscando... <<Gracias Dios >> agradezco cuando encuentro un preservativo, me fijo la fecha de caducidad y entra en el tiempo.

— ¿Estás segura? No hace falta si no quieres.

Sus manos me toman por la nuca y me acercan a su boca — ¿Tienes miedo?

— Si — me sincero con una risa tonta
<< Es la primera vez de ambos>>

— Entonces bésame y rompamos todos los miedos ¿que te parece pecoso?

— Me parece lo mejor que podríamos hacer — mi boca vuelve a buscar la suya y literalmente como si estuviéramos en una clase de educación sexual y un poco de intuición me coloco el preservativo.

Mis ojos se fijan en los suyos y mi boca calla el gemido que sale cuando de a poco entro — No tardes — me susurra y lo hago de un todo presionando los labios cuando veo que siente dolor.

— Perdóname nena — murmuro entre besos y sus uñas se clavan en mi espalda cuando empiezo a moverme lentamente.

Su cuerpo me llena y yo hago lo mismo con el suyo. Le susurro cuanto la quiero y su cuerpo empieza a moverse en sintonía del mío. Una leve capa de sudor nos cubre y mi boca cubre su cuello cuando su cabeza cae atrás por el placer.

Lo que creo que es el clímax nos toma y nos toma y no tardamos tanto en rompernos en miles de pedacitos por llegar al orgasmo. Mi respiración está acelerada al igual que la suya. Su figura es algo increíble y lo bonita que es me hace sonreír.

— No me veas así — su palma gira mi cabeza.

— ¿Como?

— No se, no sonrías cuando me veas.

— Es que todo lo que tenga que ver contigo es cómo alcanzar el infinito, es mejor que un arrebol o un buen libro. Lo nuestro es único y diferente, si no es contigo no es especial, así que tengo que sonreír por sentirme tan afortunado.

— Deja de ser tan tierno — me besa — El Oliver que me odiaba era muy diferente.

— ¿Y porque crees? Te odiaba — admito, realmente lo hacía.

— Creo que tener un novio poeta es algo por lo que debería sentirme especial.

— Con tan solo tenerme eres especial — fanfarroneo mientras me acuesto a su lado y la abrazo.

— Lo mismo digo.

— Entonces vivamos siendo unos locos afortunados.

— Vivamos hasta quemarnos por lo afortunados que somos, vivamos hasta que ardamos de amor — dije.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora