- Adios -

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Q U I N N
LONDRES  - 2016

La mañana del día de hoy sigue igual que las anteriores, con nieve y un frío que te congela. Ya pasaron dos días desde navidad y todavía no hablé con Jack ni con Oliver...

Y no creo que lo pueda hacer ya que es mi último día aquí y parece que los tres firmamos un contrato imaginario diciendo que ni siquiera vamos a cruzar miradas cuando estemos juntos...

Convencí a mis padres adoptivos y a Ruth de que me den dos días para poder despedirme y prepararme.

Aunque lo único que tengo en este lugar de "equipaje". Si así se puede llamar a un pantalón, dos remeras y mi abrigo de cuando era bebé junto al bolsito crema. Lo demás lo llevo puesto.

La decoración navideña todavía continúa y va a continuar hasta luego de Año Nuevo, por lo que como rutina matutina de lo últimos días me encandilo con las luces brillantes que cuelgan de la puerta.

Salgo de la habitación en total sigilo, pero esta vez no estoy sola, Noor me está acompañando ya que decidimos pasar las últimas horas juntas, me voy luego del desayuno.

— Te voy a extrañar Quinn — solloza Noor mientras me abraza con fuerza.

No quiero dejarla, ni tampoco irme, pero ya nada depende de mi.

Somos como una colección de juguetes que están en una vidriera y cualquier que quiera uno puede venir, vernos, elegirnos y si les gustamos llevarnos...

— Yo también Noor — me despego de ella para limpiarle una lagrima — pero nos volveremos a ver. Lo prome...

Un ruido demasiado fuerte resuena por todo el lugar. Si no fuera porque nunca escuche uno igual diría que podría haber sido un arma.

El pulso se me acelera como si estuviera corriendo una maratón, cuando el segundo disparo llega me pongo tensa por el grito que se escucha luego del estruendo.

Noor está petrificada con las lágrimas aún escurriendo por su rostro.
La tomo de el brazo, porque no la puedo dejar sola en este estado, y salgo del comedor que es donde nos encontrábamos...

— Camina Noor — le ruego cuando me doy cuenta que no vamos a llegar a ningún lado si sus piernas no se mueven, no creo poder seguir arrastrándola mucho más tiempo.

— Lo... lo siento — se le quiebra la voz y su labio inferior empieza a temblar.

Llegamos al pasillo principal que conduce a la escalera y nos encaminamos hacia donde gritos y sollozos se oyen.

No se, hace cuanto tiempo estamos tratando de llegar a donde se escucharon los disparos, pero por suerte estos ya pararon...

— Quinn. No puedes ir — Noor se frena en seco y me mira con todo el rostro empapado por las lágrimas y la punta de su nariz roja por el llanto.

— Noor... — los niños empiezan a circular por los pasillos. Todos los que estaban dormidos, ahora están despiertos e interesados en saber que sucede.

La mirada de Noor que estaba posada en mi se desvía hacia lo que sea qué hay a mis espaldas.

Me da miedo voltear a ver que sucede, pero cuando su dedo se levanta señalado a lo que sea que hay atrás no me queda más remedio.

Mi cuerpo gira sobre mis talones y sin poder abrir los ojos me giro en la dirección opuesta en la que estaba.

Dejo salir un suspiro y abro los ojos comprobando que lo que tengo en frente mío es una pistola...

Nunca había visto una y definitivamente la sensación de tener una pegada sobre tu frente es muy diferente a cómo se siente en los libros.

Lo que me recorre en el cuerpo no es adrenalina como sucedían en libros de Ágatha Christie , si no que es miedo, un miedo irracional que se está apoderando de mi.

La mirada de todos ahí está posada en el hombre que con una pistola me apunta, no me inmuto porque mi cuerpo no me lo permite. Estoy dura como una piedra y nada en mi reacciona.

— ¿Quinn Brown? — el hombre me pregunta y siento pasos a mis espaldas, supongo que más espectadores están llegando a ver la escena.

— Si.

— ¡La encontramos! ¡Es la hija de Brown! — el hombre grita para las personas que se encuentran a sus espaldas.

Sirenas de autos de policía resuenan en todo el lugar, inundado la sala de abajo con luces celestes y rojas. A pesar de que era de día, las nubes y la nieve hacían parecer el lugar de noche.

— ¡La policía! — grita uno de los hombres que agarra a Mary Anne, la cual tiembla como una hoja de papel.

— Fredy, comprueba sus ojos y larguémonos.

El hombre que me apunta y responde al nombre Fredy, me toma el rostro con una mano a la vez que se guarda el arma en el bolsillo trasero.

Sus ojos me recorren el rostro y cuando comprueba que si soy Quinn Brown sonríe haciendo presión con sus manos en mis mejillas. Me lastima.

— ¡Abran! — la voz de un policía resuena en la puerta principal.

La sonrisa de Fredy desaparece y me toma por los brazos levantándome del suelo.

Baja conmigo por las escaleras y todo se torna negro cuando llego abajo. Trato de gritar, pero no hay resultado, el olor que tiene la bolsa que me pusieron en la cabeza, es demasiado fuerte y todo se torna aún más negro de lo que ya estaba y las voces y gritos ahogados que sentía de la gente mientras me bajaban se van alejando...

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora