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FERNANDO

Detengo por un instante mi coche frente a la entrada del estacionamiento para observar los edificios que se encuentran a distancia.

"Colegio Francis Bacon", leo en lo alto del edificio con letras doradas, doy un hondo respiro sabiendo a lo que he llegado, no puedo postergar por más tiempo el plan de mi padre, dos semanas sin asistir al colegio tratando de huir de tan repulsivo plan han llegado a su fin y ahora tengo que enfrentar mi destino.

El sonido de la bocina de un auto provoca que ponga en marcha nuevamente el mío.

—¡Muévete, idiota! —me grita un chico sacando medio cuerpo por la ventanilla del copiloto cuando pasa al costado de mi coche para después reírse como si hubiese contado un gran chiste.

Sólo lo observo y muevo la cabeza en negativa creyendo que ese tipo de sujetos seguro que aquí abundan. Veo mi corbata por el retrovisor cerciorándose que se encuentra bien anudada antes de salir de mi auto cuando ya lo he aparcado.

Camino por los pasillos plagados de estudiantes mientras veo mi celular para saber mi horario de clases y el croquis que indica donde se encuentra mi aula.

Risas y conversaciones se escuchan incesantes. Levanto la mirada para ver dónde me encuentro. "Ala B, pasillo II, piso 1", leo en letras negras al inicio de las escaleras. Veo hacia ambos lados encontrándome con dos pasillos más. Respiro profundo sintiéndome frustrado al no saber hacia dónde caminar.

Vuelvo a voltear hacia uno de los pasillos y como si el destino tuviese todo trazado a favor de mi padre me encuentro con el rostro de la chica que es mi objetivo. Se encuentra viendo su móvil como yo lo hacía un par de segundos atrás, al levantar el rostro su mirada se encuentra con la mía, es más bonita de lo que esperaba.

—¿Me puedes ayudar? —digo acercándome a ella— Necesito llegar al aula 3-B —ella sonríe.

—Te invito a pederte conmigo porque estoy de primer grado y aún no conozco todo el colegio —me sonríe y yo a ella— Se supone que debo estar en la "Ala B, pasillo III, segundo piso", eso para encontrar el aula 1-A y es la segunda vez en esta semana que me pierdo —dice sonriente—. Parezco torpe al no recordar los pasillos que me llevan hasta mi aula cuando ya tengo dos semanas tomando clases.

—Yo tampoco soy un dotado geográfico —comento sonriendo—. Soy Fernando Or... —me detengo por un segundo recordando que mis documentos ahora dicen que soy "Fernando Prats"— Fernando Prats —extiendo mi mano al darle mi nombre.

—Camila —sonríe estrechando mi mano—. Que formalismo, presentarte con apellido —bromea sonriente.

—Es costumbre —sonrío—. Habremos de pedir ayuda, esperemos no toparnos con otro chico nuevo —bromeo y ambos reímos aún tomados de la mano.

—¡Hola, Ca-mi! —la saluda un chico que viene acompañado de un grupo de sujetos. Ella suelta mi mano y se cruza de brazos mostrándose seria. Veo que el chico se encorva para saludarla con un beso en los labios.

—Atrévete y te prometo que te romperé la nariz —advierte Camila sin moverse un sólo milímetro, logrando que el chico se aleje antes de topar sus labios con los suyos.

—¿Necesitas ayuda? —cuestiona sonriente, en su tono de voz hay cierto grado de burla— ¿O ya hiciste más amigos? —dirige su mirada a la mía sin borrar su sonrisa— Soy Ferkon y disculpa por lo del estacionamiento, mi colega es un poco idiota —me sonríe brindándome su mano para estrecharla.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora