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Veo a Ferkon recargado en la pared frente a mi salón cuando las clases han terminado, me sonríe con coquetería y yo muerdo ligeramente mis labios feliz de tenerlo frente a mí.

No me imaginé que tenerlo como novio sería tan placentero, siento un hueco en el estómago cuando estoy cerca de él y es una sensación maravillosa.

—¡Hola, cariño! —dice acercándose a mis labios para besarme. Sentir sus labios sobre los míos es sumamente exquisito.

—¡Hola! —respondo alejándome de sus labios y él vuelve a atraparlos.

—Conmigo si puedes ir a comer —habla sobre mis labios y viéndome a los ojos. Sonrío entendiendo la razón de su comentario.

—¿Y si mejor me como tu boca? —bromeo logrando que vuelva a besarme— Saben deliciosos —digo jugueteando con sus labios y él sonríe.

—Te invito comerlos a diario —me da una ligero mordisco tirando de mi labio inferior— a cada oportunidad —vuelve a besarme de la misma manera—, pero no quiero que te sacies jamás, quiero convertirme en tu adicción como tú ya eres la mía —me toma de la parte trasera del cuello mientras su otra mano se mantiene en mi cintura, siento sus labios presionando los míos en un intenso beso.

—Detente —pido alejándome un poco de él pero vuelve a ajustarme a su cuerpo—. No quisiera tener un reporte o llamado a mis padres —hablo con su boca pegada a la mía y él sonríe.

—Okay, pero me debes muchos besos —me da un beso ligero y toma mi mochila para ser él quien la cargue, enseguida entrelaza nuestras manos y caminamos— ¿Qué se te antoja comer? —me cuestiona dejando un beso en mi mejilla. Sonrío y lento una ceja—. No me provoques —pega su frente a la mía sin que dejemos de caminar para después besar la punta de mi nariz.

Llegamos al estacionamiento y caminamos en dirección a su coche aún tomados de la mano, se siente muy bien caminar así.

—Cami —escucho la voz de Fernando. Sonrío al voltear hacia él y enseguida veo hacia Ferkon, se ve molesto.

—Necesito un minuto —le digo a Ferkon.

—No —responde tajante presionando mi mano. Respiro profundo.

—Ferkon, no estoy preguntándote si quieres, hablaré con Fernando —suelto su mano y él me atrapa por la cintura para darme un intenso beso. Sé que lo hace con la plena intención de que Fernando nos vea—. Estoy contigo —le susurro sobre los labios—, pero Fernando merece una explicación, no tardaré —lo beso ligeramente y sonrío pero él sólo me ve serio—. No seas tonto, ya soy adicta, eres una droga que crea adicción en segundos —me sonríe y esta vez soy quien lo besa—. Ahora ya estás seguro que él sabe que no tiene una oportunidad —sonrío.

—Más le vale —habla y río.

—"¿O prefieres venir conmigo y le explicamos juntos? Podrías ser tu amigo" —bromeo.

—"Claro" —finge emoción y me hace reír—.
Anda, ve a explicarle a ese idiota —me da un ligero beso—. Te esperaré en mi coche, no tardes —me besa nuevamente y yo asiento con la cabeza.

—Pensé que te retractarías de ir a comer conmigo —dice Fernando cuando ya me encuentro frente a él y me sonríe.

—Lamento lo sucedido en la cafetería, Ferkon actuó...

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