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—•—Salto en el tiempo—•—

"DANILO"

Las cargas en mi conciencia aumentan día tras día, parece que después de dar un paso retrocedo cuatro quedándome más hundido en el fango en el que he aprendido a vivir. Ahora empiezo a comprender que el término "justicia" es relativo. Lo que ahora es justo para la ANN es una completa injusticia para Camila y para Fernando.

«¡¿Qué maldito enfermo envía a su hijo a conquistar a su hermana?!»

—Le sacaré a Ferkon de la cabeza, si es que no lo he logrado ya —enuncia Fernando con una sonrisa de satisfacción.

—Claro, apuesta que ella no te sacará a Nina de tu estúpida cabezota, dudo que con Camila puedas andarte revolcando —respondo viendo la ciudad estando en el balcón del departamento donde vivo, en tanto fumo un cigarrillo.

Una sola idea se instala en mi cabeza y es alejar a Camila de Fernando no sólo para cumplir con mis objetivos, sino para evitar que terminen cometiendo incesto sin saberlo. Un beso quizá es algo que ambos puedan olvidar pero de ello a llegar al acto sexual, que puto trauma.

—¿Quién te ha dicho que Cami no pueda ser el amor de mi vida? —sonríe mientras me arrebata mi cigarrillo.

—¿El amor de tu vida a los diecisiete? ¡No me jodas! Esa puta mierda soy ideas de novelas y esta es la mierda de la vida real —lo dejo sólo para ir por una maldita botella de tequila y un par de caballitos.

—¡Monse podría ser el tuyo! —grita a distancia.

«¡Claro!» digo internamente «"sólo si me interesara cambiarle los pañales a una niñita de quince años"»

—Aceptó —dice Fernando con entusiasmo.

Sólo me quedo observándolo por un instante mientras sus dedos parecen estar poseídos ante la rapidez que textea.

—Saldremos. Ya era momento que dejara de evitarme, hasta había creído que mi beso no le había gustado —sonríe con mayor amplitud.

—Le diré que sólo tratas de sacarte a la ojiverde de la cabeza y de darle celos porque ella prefirió a Federico —digo serio y pensando que esa podría ser una buena posibilidad para que no estén juntos, con lo orgullosa que es Camila seguro lo manda al carajo y no le vuelve a dirigir la palabra.

—Deja de decir estupideces, hasta parece que te molesta que Camila haya aceptado salir conmigo.

—Quizá Camila me gusta —suelto sin pensarlo y el ríe. Extiendo mi mano hacia él para darle el caballito y tomo el mío de hidalgo— ¿Qué harías, Fernando? —cuestiono serio y creo que mi desesperación empieza llegar al límite con la intención de mantenerlos lejos el uno del otro.

—Querrás decir: ¿qué pensaría? Y la respuesta es: que eres un maldito hijo de puta, nada más y nada menos que sigues siendo el puto "Lobo", pero no serás más mi sombra y como ya no estarás más en Yeda para cerciorarte que Camila acabe en La Santa, así que déjate de pendejadas y ¡salud! —levanta su caballito para brindar y lo acompaño.

Una llamada interrumpe nuestra cansina conversación de casi una hora sobre la libertad que ha obtenido gracias a su abuelo. Me coloco de pie para tomar la llamada al ver que se trata de la ANN. Es extraño puesto que jamás me llaman.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora