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Jamás pensé que él volvería para estar conmigo en este momento. Añoré por días que fuese Ferkon en lugar de Danilo quien estuviera a mi lado pero ahora que siento sus brazos rodearme no siento la calidez que Danilo me brinda en cada uno de sus abrazos, Danilo se ha convertido en mi refugio y me siento feliz de que sea así.

Los brazos de Ferkon abandonan mi cuerpo para acunar mi rostro como le era usual cuando éramos novios.

—Lamento lo ocurrido, Cami. Tomé el primer vuelo en cuanto supe —dice viéndome a los ojos.

Su mirada sigue siendo la misma, esa que me decía sin palabras que su corazón me pertenecía, pero ahora el mío ya no se acelera como un loco ante su cercanía. No son sus ojos en los que ahora me pierdo.

—Lo que importa es que estás aquí —hipeo y él seca mis mejillas.

—No tienes idea de la desesperación que sentí cuando me imaginé que te había sucedido algo terrible. Un miedo inimaginable invadió mi ser y maldije el estar tan lejos. Pensé que te perdería para siempre...

—Ferkon —lo interrumpo ciñendo mi entrecejo—, mi madre está muerta, mi padre en coma y con pocas posibilidades de superar la próxima intervención —hablo con la voz cortada— ¿Qué podría ser peor? Claro que me pasó algo terrible, perdí la mitad de mi vida hace dos meses.

—Mi vida, lo mal entiendes, lo que quise decir es que pensé que habías tenido un accidente, que eras tú la que estaba postrada en una cama de hospital, ¿me entiendes? —intenta besarme pero lo esquivo por inercia.

No quiero que sea así, no creo sentir por él lo mismo que sentía cuando fuimos novios, mi vida ha sido tan dolorosa en los últimos meses que lo que ahora menos deseo es estar nuevamente en una relación, me alegra que se encuentre aquí, y sé que deseaba tanto el que volviera, pero parece que nuestro reencuentro no es como lo esperé por tanto, no despierta en mí las sensaciones que antes existieron.

—Lo comprendo —hablo entre llanto—. Gracias por estar aquí, Ferkon —intento sonreír y me alejo de él para ver a Franko.

—No sé qué decirte —enuncia Franko con las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón. Sonrío con dolor al verlo.

—Quizá un abrazo diga más que palabras —respondo y él se acerca para abrazarme.

—Cami, en verdad lamento que te haya sucedido esto. Vamos a estar aquí para ti hasta que tu padre se ponga bien, no debes perder la esperanza en ello, la vida no puede ser tan cruel y dejarte huérfana —me estruja.

—Gracias, Franko —le digo al separarme de sus brazos.

—Llamaré a mamá para decirle que estamos aquí —se dirige a Ferkon, este sólo asienta con la cabeza.

—Señorita Camila —me habla una enfermera—, necesitamos que su novio que firme los documentos para intervenir a su padre.

Danilo cumplió su mayoría de edad el mes pasado y de inmediato tramitó su identificación para poder ser él quien firme las autorizaciones quirúrgicas de papá cuando Leonora no se encuentra puesto que él siempre está conmigo.

Observo hacia toda la sala y balcón en busca de Danilo sin encontrarlo, no he notado el momento en el que se ha marchado.

—Sí, claro. Enseguida, fue a los sanitarios —miento al no saber dónde se encuentra.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora