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—•—Tres semanas después—•—

He tratado de ignorar por completo a Ferkon después de hablar con él en el funeral de Pamela. Aunque el verlo triste me hace sentir fatal, quizá debí ser un poco accesible cuando él intentó explicarme sobre lo sucedido en la fiesta de Bruno pero el tiempo no se puede volver atrás. Aún así he esperado paciente a que sus heridas por lo ocurrido cierren y sea él quien venga en mi búsqueda, porque lo quiero tanto que no dudaría un sólo segundo para volver con él.

Como cada mañana me adentro a la cafetería junto a Monse pero esta vez Ferkon no sólo se encuentra con sus amigos, a su lado esta Larissa susurrando algo a su oído mientras su mano pasea por su espalda y ahora comprendo que ha preferido estar con ella que darnos otra oportunidad.

No sé si juzgar su actuar o comprenderlo, lo único que sé es que me duele demasiado que esté con ella.

—Los hombres son unos imbéciles —dice Monse al ver hacia donde se dirige mi mirada—. Cami, ya deberías de darle una oportunidad a Fernando.

—No quiero hablar de ello, Monse —respondo sin dejar de caminar hacia nuestra mesa habitual.

Cuando ya nos han traído las órdenes Fernando y Danilo llegan hasta nosotras. Fernando trae una inmensa sonrisa.

—Creo que es momento de salir a divertirnos —sugiere después de saludarnos.

—¿A qué se debe tu euforia? —cuestiono sonriendo fingiendo contagio de su extraña alegría.

—¡Mi abuelo apareció y ahora soy un Prats, un auténtico Prats! —alza la voz al colocarse de pie y me da un tirón para que me levante, me alza en brazos y me hace girar. No puedo evitar reír.

—Esa es la razón más extraña que he escuchado —hablo entre risas aún levitando en entre sus brazos.

—Es un jodido loco —murmura Danilo estando al lado de Monse y como es usual comiendo del menú de mi amiga. Pero a diferencia de Fernando él se encuentra serio, algo que también es inusual.

—¡Deja de comer de mi desayuno! —Monse manotea sobre las manos de Danilo para que las quite de su plato— Créeme que el golpe que te dio Rodrigo parecerá una caricia si no dejas de comer de mi plato —bromea mi amiga y yo sonrío pero Danilo lejos de sonreír se coloca de pie para irse.

—¿Qué le sucede? —cuestiono al verlo marcharse.

Danilo es un chico bromista, siempre se encuentra de buen humor, hasta pareciera que la vida para él es un chiste, pero hoy actúa sumamente extraño.

—Parece que empieza a extrañar el rancho —nos dice Fernando sin que podamos entender—. Pero olvidemos al agua fiestas de Danilo y planeemos algo para el fin de semana.

—Me encanta la idea —Monse habla feliz por la propuesta.

—Enseguida vuelvo —digo colocándome de pie.

El extraño comportamiento de Danilo me causa inquietud y camino por los pasillos del colegio en su búsqueda. Quizá necesite hablar con alguien de lo que le sucede y no se atreve hacerlo con Fernando. Creo que algo que sí aprendí después de lo ocurrido entre Ferkon y yo, y después de saber las razones por las cuales Pamela tomó tan terrible decisión, es a escuchar.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora