-30-

1.6K 314 22
                                    

FERKON

—•—•—Dos meses más tarde—•—•—

Extiendo mi mano para apagar el despertador, aún no me acostumbro a la diferencia horaria entre Adnalri y Yeda. Me cubro de pies a cabeza con mis sábanas para dormir un par de minutos más, la noche fue muy divertida, pero la resaca me acata dejándome casi sin fuerzas y por supuesto jamás me imaginé que las adnalrisas fuesen tan liberales y hábiles en la cama, sonrío girando un poco la cabeza para ver que a mi lado ya no se encuentra la rubia que me he traído anoche.

—Ferkon, Ferkon —los golpes incesantes a mi puerta y la delgada voz de Devanny logran que me levante de la cama— ¡Ferkon, despierta! —habla más alto e intenta girar la perilla de mi puerta. Sonrío al abrir recargando mi hombro en el marco de la puerta— ¿Acaso jamás podré llegar temprano a clases gracias a ti? —me cuestiona irritada.

Pasa a mi lado empujándome para que tenga más espacio, adoro a esta chica, me encanta que sea tan desfachatada.

—Yo te llevaré, bombón —le guiño un ojo mientras la bromeo.

—Claro, eso será: ¿antes o después que te des una ducha? Porque hueles a mil demonios, no comprendo como las chicas que traes los fines de semana pueden soportar tu hedor —me empuja de nuevo cuando me acerco a ella haciéndome reír.

—No huelo mal —levanto mis brazos para oler mis axilas.

—¿Por qué haces cosas tan asquerosas? —me cuestiona viéndome en tanto saca las sábanas de mi cama y las coloca en el cesto que trae consigo— ¿Te es tan difícil ducharte después de esas fiestas de fines de semana? ¿No te das cuenta que el olor a alcohol y sudor son nauseabundos? —no para de hablar mientras camina por toda mi habitación levantando el reguero de ropa y zapatos que tengo—. Esas chicas que traes seguro están mal del olfato o demasiado ebrias para darse cuenta de tu peste —no puedo evitar reír ante sus comentarios.

—Es que... —me acerco a su oído— soy adictivo y mi aliento alcohólico pasa a segundo plano —susurro y ella gira su rostro achicando sus ojos.

Extiende su mano sobre mi rostro para alejarme de ella, vuelvo a reír y ella sólo mueve la cabeza en negación. Vuelvo acercarme para molestarla.

—Eres un engreído, dudo que estando ebrio puedas tener un buen desempeño sexual y aléjate de mí que terminaré ebria sin haber probado gota de alcohol —coloca su mano en mi rostro para alejarme de ella y continua levantando todo en mi habitación.

—Bueno, me ducharé para llevarte a tus clases —camino a paso lento para adentrarme a la ducha.

—¡Ferkon! —grita haciéndome girar— Ahora comprendo porque no les importa tu falta de aseo —señala el piso—. Esa chica no tiene el más mínimo pudor, se fue sin ropa interior, eso es aún más asqueroso que tu olor a alcohol y sudor. De eso no me hago cargo.

—Debes aceptar que luzco mejor que tu copia barata de "Brad Pitt en Fight Club" —me burlo de su idiota novio que se cree chico malo con su ridícula chamarra de cuero roja.

—Sullivan jamás huele mal y su chamarra es linda —sonríe.

—Claro, como es tu novio —me encojo de hombros—, no te importa que sea una cloaca andante.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora