-25-

1.6K 298 14
                                    




Veo hacia la mesa donde Ferkon se sentaba con sus amigos y él ya no se encuentra. Mis sentimientos son encontrados, cuando me enteré que se había marchado de la ciudad sentí una rabia inmensa, pensé enseguida que había actuado como un cobarde al no luchar por lo nuestro, pero enseguida supe también que estaba teniendo una reacción bastante absurda, había sido yo quien le pidió no se volviera acercar a mí, haciéndole saber que nuestra ruptura era definitiva; sé que por más tiempo que pasara no le perdonaría que se hubiese acostado con Larissa, me parecía algo repulsivo que no podría pasar por alto nunca.

Encima, se supone que acepté el beso de Fernando porque pretendo sacarme de una vez por todas a Ferkon de la cabeza y del corazón, hay ocasiones que el amor no puede ser y punto, simplemente hay que dejarlo ir.

—¿Entonces, te explicó por qué se iba a Adnalri?

La voz de Monse a mi lado me saca de mi ligero transe. Dejo de ver hacia la mesa de los chicos centrándome en mi amiga.

—Si con explicar te refieres a una nota con un par de líneas escritas donde simplemente "me desea lo mejor con Fernando" —hablo molesta jugueteando con el helado que he decido tomar por desayuno.

Es obvio que Ferkon jamás se enterará que aquel beso que Fernando y yo nos dimos fue porque le vi llegar y observarnos en la heladería, fue un ligero impulso por hacerlo sentir tan mal como yo me sentía al saber que él había preferido refugiarse en Larissa en lugar de recuperar lo nuestro.

Ahora me sentía como alguien que nunca había sido y jamás me imaginé sería, una chica impulsiva que solo actuaba con el deseo de tomar venganza, absurdo, toda mi vida había sido analítica y ahora por el amor y el dolor que Ferkon había causado en mí era quien no debía ser.

—Es un idiota, él se acostó con Larissa, ¿y pretendía que te quedaras a sanar sola? —reprocha dándome la razón.

Suspiro tratando de sacarme a Ferkon de la cabeza. Pero lejos de ello recuerdo lo que es su dichosa nota dejó escrito, aquellas letras no fueron de despedida aunque quisiera disfrazarla de una, fueron viles y cínicos reproches creyendo que tenía derecho después de que provocó todo el desastre que nos llevó a terminar.

Me he quedado no sólo dolida por su partida, sino llena de ira y rencor en su contra.

—Los hombres son unos idiotas sin cerebro —verbaliza mi amiga—. No sabes el maldito coraje que me da también lo de Danilo, te prometo que si tú no me hubieses pedido que no le armara un escándalo, lo hubiese dejado sin un par de dientes. ¿Qué se cree el idiota?

Después de que Danilo me robara el beso le conté todo a Monse, pero también le pedí que no hiciera nada. Estaba furiosa porque también la besó casi frente a toda la clase días antes. Ella dijo que Danilo lo único que busca es que una de nosotras caiga con sus supuestos encantos.

Aunque Danilo es un chico sumamente atractivo no me interesa en lo absoluto, siempre me hice a la idea que era Monse la que le interesaba y Monse tampoco se fijaría en él, aunque mi amiga no lo acepte, esta loca de amor por Federico, pero ninguno de los dos es capaz de aceptarlo.

Federico escanea a mi amiga cuando cree que nadie se da cuenta y la ve con ojos de enamorado, y ella siempre está reprochando cosas en su contra, es como si no lograra sacarlo de su cabeza. Cuando le digo que deberían de intentarlo, simplemente me responde que Federico sólo era su maestro de sedición, pero no un chico con el que le interesara estar; «demasiado hueco, narcisista y egocéntrico para su gusto», suele decir.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora