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"DANILO"

El vibrar incesante de mi celular provoca que me despierte sobresaltado, siento un ligero peso sobre mis piernas y es Camila quien aún se encuentra dormida sobre ellas, acaricio brevemente su cabello notándola tan frágil. Mi celular vuelve a vibrar despertando esta vez a Camila, se remueve un poco antes de abrir sus ojos.

—Hola —le sonrío cuando sus ojos se posan en mi rostro y se levanta apenada al darse cuenta que ha pasado la madrugada descansando sobre mis piernas.

—Lo siento, me quedé dormida —habla avergonzada.

—Me gustó ser tu almohada —la bromeo colocando mi mano sobre la suya para hacerle saber que no debe sentirse apenada. Me devuelve la sonrisa.

—¿Son familiares de Julián Cortázar? —nos cuestiona una enfermera notándose apresurada.

—Soy su hija —responde Camila.

—¿Alguno de ustedes es mayor de edad? —pregunta viéndome y después a Camila— Necesita ser intervenido y para ello se requiere que alguien firme los documentos. Necesitamos llevarlo a quirófano cuanto antes porque sus pulmones se han llenado de líquido —aclara.

—Ambos somos menores —la voz de Camila suena desesperada—, pero por favor opérelo ya, no quiero que le suceda nada —suplica.

—Necesitamos la autorización de un mayor de edad —insiste la enfermara—. Llama a tu madre para que venga a firmar el acta.

—¡Mi madre está muerta! —Camila empieza a alterarse y yo intento abrazarla pero me aparta— ¡Y si ustedes no operan a mi papá, también él morirá y me quedaré sola! —rompe en llanto.

—¿Qué sucede? —pregunta la mujer que estuvo con Camila el día anterior al llegar.

—Leonora, firma. Papá tiene que ser operado y no pueden hacerlo hasta que autoricen.

La mujer que ahora sé que se llama Leonora le arrebata los documentos a la enfermera y firma enseguida.

—Soy la apoderada legal de la familia, hagan lo que tengan que hacer para salvar a Julián —dice al entregarle la documentación.

La enfermera sale de prisa de la sala de espera y Leonora abraza a Camila para darle consuelo.

—Va a salir todo bien, hija. Tu padre es fuerte y superará esto —acaricia la espalda de Camila mientras la mantiene en sus brazos.

Camila no deja de llorar mientras las horas pasan sin que tengamos noticias sobre la intervención quirúrgica de su padre. Fernando me ha estado marcando de forma incesante pero no tengo ánimos para responderle.

Un médico ingresa a la sala de espera y Camila se levanta de inmediato para ir de prisa hacia él. Yo voy tras ella y tomo su mano intentado darle confort, siento que presiona la mía cuando entrelazamos nuestros dedos.

—¿Cómo está mi papá? —pregunta preocupada.

—Todo ha salido bien, esta en la sala de recuperación y lo pasaremos a su habitación en unos minutos.

Camila me abraza al escuchar lo que el médico informa y yo sonrío estrujándola, me alegra que por lo menos no tenga que pasar por el dolor de perder a su supuesto padre.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora