-83-

592 170 40
                                    


Dejo un beso sobre sus labios al levantarme de su cama, hemos hecho el amor un par de veces después de que le pidiera me enseñara su habitación, entendió perfecto la razón de mi petición y no perdimos el tiempo.

Sentirme de nuevo entre sus desnudos brazos fue una sensación sumamente placentera, no había olvidado sus caricias y su forma de hacerme el amor, no le había permitido a mis recuerdos desaparecer, y hoy nuevamente he vuelto a revivirlos.

Se ha quedado dormido después de entregarnos por segunda ocasión. Son más once de la noche y debo irme a mi departamento, mañana iniciaré como encubierto en una universidad privada donde se cree podemos conseguir el contacto para llegar hasta el distribuidor de narcóticos más importante de la ciudad.

Me visto tratando de no hacer ruido para no despertarlo, sé que está agotado porque no ha sentido cuando me he escapado de sus brazos para abandonar la cama.

Parece que apenas tiene fuerzas para abrir los ojos cuando estoy por ponerme la falda para marcharme.

—Pensé que habíamos vuelto —habla somnoliento.

—Pensé lo mismo —doy por respuesta sonriéndole.

—¿Entonces por qué te vas? —sonrío nuevamente ante su cuestionamiento.

Me acerco hasta la cama para sentarme a la orilla de ella. Acaricio su cabello y él toma mi mano libre llevándola hasta sus labios, deja un beso sobre mi dorso.

—Mañana tengo que iniciar mi asignación, no iré con la ropa que traigo puesta —le hago saber.

—¿Asignación? —se sienta de inmediato— ¿Aceptaste una misión encubierto? —pregunta preocupado.

Me acerco hasta sus labios para besarlo, enseguida acaricio su rostro mientras sonrío, estoy tan feliz de estar nuevamente con él, de sentirme suya y saberlo mío.

Él me atrae por el cuello para besarme con suma lentitud, disfrutamos de los suaves movimientos de nuestros labios que son la puerta a nuestra alma declarando una pertenencia perpetua.

—Es una misión sin riesgo...

—Ninguna misión está libre de riesgo —me interrumpe sin dejar de preocuparse, su mirada su encuentra fija en la mía y su mano permanece en la parte trasera de mi cuello manteniendo cercanas nuestras respiraciones.

—Mi amor —sonrío al escuchar esa palabra salir de mis labios, hacia tanto que no la decía, porque sólo pertenece a él, al amor de mi vida—, es una misión en una universidad privada, tan sólo necesito localizar al chico que distribuye drogas sintéticas, para poder dar con el distribuidor, ya se han reportado más de veinte casos en urgencias por el consumo de estás drogas y uno de ellos ha fallecido, y dos más están en coma.

—No quiero que nada te pase, mi amor —pega su frente a la mía cerrando los ojos.

—Estaré bien —le hago saber dejando un ligero beso en sus labios.

—¿Te vendrás a vivir conmigo? —cuestiona cambiando nuestro tema de conversación.

—No me lo has propuesto —hablo sobre sus labios sentándome a horcajadas sobre sus piernas.

Me sonríe trazando una caria a través de mi rostro. Me atrae hacia sus labios para besarme nuevamente, siento como si tratáramos de recuperar todo el tiempo que estuvimos separados. Esos años que me privé de degustar su boca a placer.

—Eres mi esposa —habla sin despegar del todo sus labios de los míos—, mi mujer —siento su mano acariciar mis caderas acercándome más a su hombría— no necesitas invitación para venir a vivir aquí, este es tu sitio, a mi lado, un lugar de donde no debiste marcharte jamás, mi amor. Te amo tanto, Camila —sus labios me besan con ternura.

VUELVE A MÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora