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El impacto que me ha causado la noticia me ha despedazado el interior, me pregunto cómo puede ser posible que Fenrir me haya mentido de esta forma, cuál era su intención al ocultarme que nuestra hija está viva o quizá ya no. A mi cabeza llegan decenas de teorías, pero ninguna de ellas justifica lo que él ha hecho.

—¿Por qué aseguras que ella no está allí? —cuestiono con la voz cortada intentando controlar mi llanto.

En mi corazón aún habita la esperanza siniestra que Madsen esté equivocado y que Fenrir no me haya mentido, le amo tanto que prefiero que el pequeño cuerpo de mi hija esté descansado a separarme de él tras su infamia, quizá parezca un monstruo al desear a mi bebé muerta, pero de no estarlo no quiero imaginar el tipo de destino que le ha tocado vivir junto al enfermo de Marcél de ser él quien la haya tenido consigo todos estos años al igual que a mis hermanos.

—Porque cuando salimos de Niebla, Marcél la llevó con nosotros —corroboro lo que en mi imaginación se había posado.

Tapo mis labios para ahogar mi llanto de forma inútil, mi pequeña bebé es la niñita de encontraron junto a Félix.

—¿Frida es mi hija entonces? —pregunto con premura.

—No, ella es hija de Greta.

—No entiendo nada. ¿Entonces mi pequeña sigue en manos de ese malnacido? ¿Escapó con ella? —entro en pánico.

—No sé dónde está tu hija...

—¡¿Qué?! —me altero.

—Estuvo con nosotros por varios meses, Greta se hacía cargo de ella, pero cuando Greta empezó con labores de parto, vi la oportunidad de escapar, me llevé a todos conmigo, Félix y Fabi. No llegamos lejos, en ese entonces Marcél aún tenía algunos hombres, a los primeros en atrapar fueron a Félix y a Fabi, yo corrí hasta refugiarme con tu hija en una iglesia. La dejé allí para volver, no podía dejar solos a Fabi y a Félix.

La forma en la que Madsen me relata los sucesos parecieran no pesarle, yo en su lugar estaría hecha un mar de llanto, pero él parece ser inmune al dolor. Ha pasado por tanto que ya nada le causa pesar.

—¿En qué iglesia? —pregunto.

—Tenía ocho años, corrí sin rumbo, nunca supe siquiera el nombre de aquel lugar. Marcél nos hacía mudarnos de un lugar a otro, fue así que acabó con su fortuna; Nevadas fue el lugar donde por más tiempo permanecimos.

—¡Gracias por salvarla! —hablo entre llanto.

—No sé siquiera si ella haya sobrevivido —habla cortante—. Siempre he pensado que no debí sacarla, por lo menos pude mantener a salvo a Frida y ahora está a salvo mientras tu hija quizá esté muerta. Era invierno entonces y la saqué con escasa ropa, ¿entiendes? —habla molesto como si se reprochara.

Me acerco a él aún destrozada internamente, lo abrazo sin que él me corresponda; se mantiene estático sin decir nada, mientras yo no dejo de llorar a mares.

—Tienes un corazón muy noble —susurro—. Hiciste lo correcto.

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FENRIR

Sonrío ante las ocurrencias de Thiago al molestar a Marcus, apenas anoche les he "conocido" casi a todos, pero me han hecho sentir como en familia, son personas muy cálidas a pesar de su formación.

Veo la hora en mi reloj y son poco más de las nueve, al llegar me preguntaron por Camila, sólo les dije que vendría después, que había ido a visitar a alguien, no dijeron nada, quedándome así con una duda mayor del donde se pueda encontrar, es obvio que ellos saben a dónde fue.

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