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"DANILO"

—•—•—Días atrás—•—•—

Me encuentro frente a Pedro mientras me da instrucciones de la próxima entrega de mercancía cuando un par de camionetas  arriban a La Santa, un grupo de sujetos vestidos de trajes negros bajan de ellas  escoltando a un tipo de barba y cabellos canos. Los matones de Andrés no se hacen esperar y muestran sus armas. El sujeto sólo sonríe con altivez.

Es un sujeto que jamás había visto en la hacienda, lo observo por un instante, quizá sea uno de los nuevos proveedores de Andrés.

—¡Mierda! —dice Pedro— Ve con Andrés y dile que Izar Prats está aquí —habla alarmado— ¡Pero date prisa! —grita y corro para adentrarme a la casa.

—¿Dónde está el jefe? —pregunto a Leonidas cuando lo encuentro en el recibidor. Me señala hacia el pasillo que va al despacho notándome apresurado.

—¿Qué sucede? —cuestiona yendo detrás de mí.

Decido ignorarlo no sólo porque tengo prisa sino porque lo detesto. Imbécil Leónidas cree que todos deben obedecerle por ser el hermano menor de Andrés.

Toco un par de veces a la puerta de forma desesperada al no saber de quién y de qué se trata. Me preocupa que todo lo que he logrado en los últimos años se venga abajo. Jamás había visto en La Santa al sujeto y tampoco había escuchado de su existencia. Y al ver la preocupación de Pedro sé que es un pez gordo del narcotráfico.

—Señor —hablo al estar frente a Andrés cuando me ha dado la orden de pasar. Se encuentra fumando un habano en tanto observa algunos documentos sobre su escritorio.

—¿Qué pasa? —cuestiona levantando la mirada pero sin levantar de todo el rostro.

—Izar Prats está aquí.

El jefe se coloca de pie de forma precipitada y toma el boquitoqui que se encuentra a su lado mientras observa la entrada desde su ventana, escucho como llama a los muchachos corroborando con ello mi sospecha, Izar Prats es jefe de algún cartel, no puedo evitar sonreír satisfecho mientras Andrés se encuentra de espaldas, por fin todo el jodido esfuerzo rendirá frutos.

—Prepara tu arma y mantente alerta —me ordena acercándose de nuevo a su escritorio y saca la suya de su gaveta para dejarla a su alcance volviendo a sentarse.

Nunca había visto a Andrés nervioso, me pregunto si se trata del líder de un cartel de otro país.

¿Acaso los Ortíz reciben órdenes de otros carteles o sólo son los rostros para proteger a los que en verdad encabezan la mafia del país?

Un par de golpes se escuchan a la puerta y el ordena que pasen. Los matones de Andrés se dispersan por todo el despacho para protegerlo.

Las puertas vuelven abrirse sin previo aviso y el sujeto mayor ingresa con aires de supremacía acompañado de varios tipos que no muestran sus armas, Pedro y otros matones son los últimos en entrar.

—¿Así qué crees que puedes amenazar a mi familia? —el sujeto camina hacia el escritorio y los muchachos no tardan en levantar sus armas apuntando hacia los recién llegados, yo hago lo mismo adentrándome en mi papel de protector  pero el tipo no se inmuta ante ello, Andrés nos hace una señal ordenando que bajemos nuestras armas— ¿Qué te dije, Andresito? —pregunta al sentarse frente a él— Fui muy claro, dejarías en paz a mi hija.

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