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FERNANDO

Camila no ha dejado de llorar desde que salimos del departamento de Danilo, bueno ahora sé que su nombre real es Fenrir, comprendo su dolor al alejarse del hombre que sé que ama, porque mi corazón está tan herido como el de ella; también he dejado a mi primer amor en Yeda y deseo con todo mi ser que encuentre a un hombre que la ame tanto como yo la amo, mi dulce y alocada Nina. Al parecer Camila y yo estamos destinados a alejarnos de las personas que amamos.

No me imagino todo el dolor que Camila ha sufrido al perder a su madre y que después se haya enterado que somos hijos del mismo malnacido sin escrúpulos de Andrés. Así que no voy a dejar que sufra más, cumpliré la promesa que le hice hace un par de semanas cuando la encontré en el antro que frecuentaba con Nina.

Mi hombro golpeó con el suyo aquella noche, sentí que mi corazón se detuvo por un instante al verla, la culpa me invadió por completo al tenerla frente a mí nuevamente.

Su mano se estrelló en mi rostro con fuerza, comprendía su acción y me merecía más que un golpe, yo había sido parte de todo lo malo que le había sucedido.


—Si me hubieses dicho quien eras, lo que pretendías, mi madre no estaría muerta —sus ojos se encontraban empapados.

—Camila...

—¡No! —gritó por encima de todo aquel bullicio provocado por la música y las personas en los pasillos que llevaban hacia los sanitarios del antro— Ahora también puede estar en peligro el hombre que amo —me reprochó.

Arrugué el ceño, en ese instante me imaginé que mi padre había amenazado a Camila con hacerle daño a Ferkon o a su familia pero en realidad ella se estaba refiriendo a "Danilo" lo supe segundos después cuando él llegó hasta nosotros.

—¿Estás bien? —cuestionó enrollando su brazo alrededor de la cintura de Camila, seguí su acción con la vista no comprendiendo lo que ocurría, pensé que "Danilo" ahora era el encargado de llevar a cabo el plan de mi padre.

—Sí, Fernando vendrá a comer mañana al departamento, después de todo es mi hermano y creo que es momento de empezar a aceptar quien soy —dijo sin dejarme de ver a los ojos—. Vendrás, ¿cierto? —preguntó convirtiéndome en su cómplice aún sin saberlo, era obvio que sabía parte de la verdad o quizá toda, me pregunté si estaba de acuerdo en ser la sucesora de mi padre, pensé que "Danilo" había hecho muy buen trabajo.

—Seré quien lleve la comida —acepté queriendo averiguar lo que en realidad sucedía.

—Excelente —sonrió con hipocresía.

—Nina vendrá conmigo —sugerí.

—Si tus planes son que se entere que tenemos por padre a un sujeto que es jefe de un cartel —comprendí perfecto su indirecta.

—Hasta mañana —extendí mi mano para despedirme de "Danilo" y llevando conmigo un sin fin de dudas que se aclararon hasta el día siguiente.

Mis manos se encontraban ocupadas por un par de bolsas de papel y una botella de vino, no sabía lo que Camila pretendía pero allí me encontraba frente a la puerta del departamento de "Danilo" lleno de dudas que esperaba fuesen resueltas. Llamé a puerta y fue ella quien abrió.

Su rostro era inexpresivo, se quedó allí frente a mí, viéndome por un breve instante sin decir ni hacer nada.

—Espero que te guste la comida italiana —hablé dándole una sonrisa sintiéndome nervioso ante la incertidumbre que envolvía la atmósfera.

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