Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)

2. El Chico Nuevo

Así que eres un chico duro,
 un chico muy fuerte.
De esos que no tienen suficiente.
Siempre muy orgullosos.

Pues yo soy del tipo malo,
del que pondría triste a tu mamá,
del que enloquecería a tu novia.
Del que seduciría a tu padre.
Soy ese chico malo.

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Jungkook no se acercó a él en todo el día. Después de la humillante charla con el señor Jeon y el director, Taehyung había ignorado las llamadas de los chismosos de sus amigos, y tomado el camino hacia su aula. Debía admitir que se sorprendió un poco cuando notó la cabellera castaña, con leves toques rubios, del chico nuevo sobresalir entre los oscuros tonos de negro de los demás ocupantes del salón. En retrospectiva, tenía sentido que el director le pidiera que fuera su guía si estaban en el mismo curso.

Durante el resto de la jornada escolar estuvo tratando de acercarse al chico, más que nada porque no quería quedar mal con el director, pero el muchacho parecía ser un experto en escabullirse. Cuando por fin lo encontró, lo vio caminando hacia la zona de los baños, territorio que él no pisaba por ser parte de los dominios de Kal y su pandilla. Cuando por fin llegó la hora de volver a casa, volvió a verlo, esta vez saliendo por la puerta principal entre la multitud de personas. Pensó en acercarse, pero en ese momento un auto llegó a su lado, el chico abrió la puerta del frente, sin quitar su cara de amargado, y subió sin más.

—Bien, lo intenté.

Sus amigos trataron de sacarle toda la información posible esa tarde, pero él solo les contó sobre Jungkook huyendo de él como gallina de una cabra. Sus amigos no entendieron. Tal vez él debía de pasar menos tiempos con los animales de su casa. Aunque ya no tenían tantos como antes. Su abuela había cambiado su afición por los animales por una más tranquila con las plantas, pero aún habían unas cuantas gallinas de las que tenían que hacerse cargo, y un pato. Taehyung debía recordar comprar algo de comida para ellos ese fin de semana.

Como fuera, volvió a casa con un pesado sentimiento en su pecho, no del todo ajeno a él. Llevaba un tiempo sin recordar ese problema; su problema. Había pasado mucho tiempo desde la última vez en que el tema de su homosexualidad salió del cofre en que se aseguró de encerrarlo años atrás, muy dentro de él, y ahora le saludaba con una sonrisa que le estaba revolviendo las entrañas.

No quería esos sentimientos de vuelta, así que, con toda su voluntad, cerró ese cofre y le puso un candado más fuerte. Él no podía estar arriesgándose a sacar esos temas en ese momento. No les daría a ese chico y su padre el poder de alterar el orden de su propia mente; no se lo daría a su propia debilidad. Debía ser fuerte.

Ese sábado en la tarde, sus amigos y él pasaron al supermercado del lugar, que era lo más cercano a un centro comercial. Él debía comprar la comida para sus animales, y era una buena excusa para juntarse. Sus amigos llenaron una canasta con algunas chucherías, y deambularon por los pasillos, fingiendo que buscaban más cosas para aprovechar el aire acondicionado gratis.

Namjoon y Hoseok estaban bromeando con los embutidos mientras Taehyung veía la fecha de caducidad de unas latas cuando vio al chico nuevo discutiendo con la chica de la caja. Ambos parecían alterados, por lo que decidió acercarse.

—No tengo que dar explicaciones, ni a ti ni a cualquier otra persona de este lugar —decía el chico nuevo—. Así que, por favor, te pido que solo tomes mi pedido, hagas las sumas con esa estúpida máquina y me dejes llevarme mis...

—Yongsun, ¿está todo bien? —preguntó Taehyung, llegando a la caja mientras aprovechaba que sus amigos estaban ocupados recorriendo otras partes del comisariato.