33. Un Baile

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Estoy solo, rezando por tiempo.
Pido a mi espíritu una señal.
Infecto mi corazón con el veneno
de la atracción, superstición.
Estoy a un paso
de otro corazón roto.

Siento que he caído del cielo,
estaba destinado a esto.
Como un ángel caído.
Si solo hubiese sabido
que eres adictivo.

●●●●

Taehyung ajustó la corbata en su camisa, estaba parado frente al espejo, solo, en su habitación.

Su madre le había dado permiso para ir a la fiesta de graduación-despedida de Jiwoo, pues siempre se había llevado bien con los padres de Hoseok. Pero ella no estaba enterada de que Jungkook estaría ahí, y, aun cuando él sabía que estaba cometiendo un error al omitirle esa información, no tenía la fuerza ni las ganas de cambiar eso.

Cuando terminó de anudar la corbata, pasó una mano por encima de esta, alisándola. Aún recordaba el momento en que la recibió, como regalo de su entonces novio.

Detuvo el impulso de llevar su mano a la muñeca. "Su amigo" corrigió en su cabeza. Mientras se miraba en el espejo, no fue capaz de evitar que el recuerdo del momento en que recibió la corbata llegara hasta su mente.

Jungkook había llegado un día, emocionado, acababa de realizar unas compras con su padre y le pidió al hombre pasar por su casa para dejarle a Nana unos cuantos cupcakes de los que compraron en el camino. Esa fue la excusa.

—Nana me regañará —le había dicho Tae, después de que lo convenciera para dejar a los adultos conversando y escapar a su habitación—. La última vez que estuvieron aquí, me dijo que no debería escabullirme para besuquearme contigo.

El chico castaño cerró la puerta detrás, y lo miró con una sonrisa juguetona.

—¿Por qué supones que nos traje aquí para hacer eso? —le preguntó acercándose.

Tae no contestó, se mantuvo en el lugar en que estaba, recostado contra la pared. Jungkook avanzó hasta quedar a solo unos centímetros, mirándolo con intención, esto hizo que él llevara enseguida sus manos a sus hombros, esperando algo.

—No vine a eso, cariño —terminó diciendo el chico, antes de dejar un beso en su mejilla y alejarse hasta dejarse caer de espaldas en la cama.

—Tonto —se quejó Tae, enrojeciendo hasta las orejas. Le molestaba cuando jugaba con él de esa forma, dejándolo siempre con las ganas.

—Te traje un regalo —dijo entonces Jungkook, abriendo sus brazos sobre el colchón y moviéndolos como si estuviese haciendo ángeles de nieve.

—¿Un regalo? —Entonces volvió a dudar de sus intenciones. Sonrió—. ¿Es alguno de tus trucos?

Jungkook le imitó. Taehyung amaba su sonrisa, mucho más cuando mostraba sus hermosos dientes delanteros.

—¿Quieres que sea un truco? —preguntó con picardía.

—Depende.

Y la verdad lo esperaba, deseaba que fuese una forma de coqueteo porque el chico lo inspiraba a eso. Además, tenía muchas ganas de besarlo. Miró hacia el suelo, algo avergonzado por sus propias palabras y pensamientos. Jungkook se levantó en sus codos, quedando aún recostado sobre el colchón.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora