50. ¿Sabes qué?

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Siempre supe que
eventualmente lo arruinaría
Te lo había dicho
¿Qué esperabas de mí?
Ya no debería ser una sorpresa
Sé que dijiste que me
darías otra oportunidad
Pero tú y yo sabíamos
la verdad de antemano
Que mentalmente, ya
habías cruzado la puerta
Nunca pensé que
rendirse sería tan difícil
Pero te extraño y
a lo adictivo de tu corazón.

••••

Había pasado un año desde ese decisivo momento en que Jungkook despertó por primera vez con Kim Taehyung a su lado. Un año y aún no podía dejar de admirar el rostro del chico iluminado por la luz de la mañana.

En ese pequeño lugar, Taehyung rompía el silencio con su respiración. Y su acompañante observaba con fascinación la maravillosa escena que se desplegaba frente a sus ojos.

Jungkook sonrió, mordió sus labios tratando de contener lo feliz que se sentía. No podía creerlo. Se tomó unos segundos para admirar su belleza, porque el chico era realmente hermoso. Cada una de sus facciones, el color de su piel, sus largas pestañas, su nariz, sus labios.

La sábana lo arropaba bastante, pero sus hombros quedaban al descubierto, mostrando la desnudez de su parte superior. Dos manchas oscuras se pintaban en su cuello, una cerca de su clavícula, y el pelinegro estaba seguro de que también había otra cerca de sus costillas. Volvió a sonreír cuando los recuerdos de la noche pasada llegaron a su cabeza.

Mierda, tendría que darse otra ducha si seguía pensando en eso.

Y es que todo fue más de lo que él esperó, incluso cuando ni siquiera habían llegado tan lejos como para tocar sus intimidades con sus manos o por debajo de la ropa. Fue tanto con tan poco. Maldición. Ni siquiera había podido mirar al otro chico cuando se separaron.

Era extraño, pero, técnicamente, él había llegado un poco más lejos antes. Sin embargo, nunca se sintió igual. Nunca sintió que su alma se conectara al mismo nivel que su cuerpo lo hacía con el contrario. No en las cosas grandes, no en las pequeñas. Era la primera vez, y eso lo hacía aún más especial.

Taehyung empezó a removerse, pero no sé despertó, solo se acercó a él y terminó por rodearlo con un brazo. Jungkook sonrió al recordar que eso era muy propio de él, el chico lo había hecho incluso desde antes de que fueran pareja o incluso lo suficientemente cercanos.

Si lo intentaba podía traer sin problema el recuerdo de esa primera noche juntos a su mente, no era algo que pudiera olvidarse con facilidad.

Dísculpame.

Si lo intentaba aún podía escuchar la voz del Taehyung de esa época, demasiado abochornado como para mirarlo a la cara. Era divertido recordar lo distante y desconfiado que era en ese tiempo con él. Todo en esa época se sentía como lo opuesto a lo actual.

En serio, perdón. No es lo que estás pensando.

Ese día recibió ocho disculpas en menos de cinco minutos, mientras él solo sonreía, terminando de envolver la bolsa de dormir que ambos acababan de compartir esa mañana después de la cita que tuvieron cerca de la punta de la colina. Esa primera cita que Taehyung de seguro nunca aceptaría como tal.

—Ya no te disculpes —le había tranquilzado él—. No tengo problemas con el contacto físico. Y tampoco me molestaría que quisieses aumentarlo entre nosotros.

Bien, él podía admitir que en esa época había sido un completo descarado. Lo fue, y lo seguía siendo un poco, pero ahora al menos tenía su permiso.

—Hablo en serio. —Taehyung mantenía la cabeza gacha, jugando con sus dedos. Sus cabellos sin decolorar tapaban su frente—. Es una manía que tengo, no fue a propósito.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora