1. El Pueblo

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Tu mamá no lo entiende,
Tu papá no lo entiende,
el tío John no lo entiende.
Y no le puedes decir a la abuela,
su corazón no lo aguantaría,
y podría llevarla a la muerte.

Dicen: "no te atrevas"
"no toques el tema"
"no cortes tu cabello"
"haz lo que te decimos"
Dicen: "vamos, usa tu máscara"
"esta solo es una fase"
"cuando crezcas lo superarás".

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Al sur de la provincia Gyeongsang, en un lugar apartado del condado de Geochang-gun, existía un pequeño pueblo. Para llegar a él, las personas tenían que dejar atrás la parte urbanizada, la ciudad vecina, y adentrarse a través de una larga carretera, hasta llegar a sentir el suave calor que acompañaba al humilde poblado todos los días de verano.

Las casas eran sencillas, se desplegaban a ambos lados de la carretera principal. Al final del camino se encontraba la iglesia del pueblo, y desde ese punto el camino se bifurcaba. Si se tomaba la vía de arriba, no se verían muchas casas, una exactamente, abandonada al inicio del camino. Y luego, después de unos treinta metros, una más; la última de la aldea.

Se trataba de una vieja casa de dos pisos con hermosas paredes de madera y muchas flores en la entrada, las cuales rodeaban la casa hasta terminar en la corta escalinata que llevaba hasta el porche del lugar. Durante los días buenos, en que el aire era fresco y el sol leve, se podía ver a una mujer leyendo tranquila justo a un lado de la puerta de entrada. Cualquier persona que fuese a visitarlos la encontraría allí, perdida en su lectura y recostada en una hermosa mecedora que su esposo le había regalado unos años antes de su partida.

Taehyung amaba esos días, amaba mirar a su abuela mientras leía, ver como sus ojos se movían de un lado a otro y cómo su expresión cambiaba con el pasar de la página. Leer nunca fue su pasión; por insistencia de su abuela había leído algunas novelas a lo largo de su vida, pero sus objetivos al encontrarse con los libros siempre fueron meramente académicos. La ficción no le resultaba tan interesante, no como las personas y la vida en sí. Era un chico sociable por naturaleza, amaba conocer personas nuevas, desgraciadamente, en un pueblo tan pequeño e inmutable como el que vivía, la oportunidad no se presentaba con regularidad.

Ese viernes se apresuró para llegar a la ventana de su habitación y corrió con ánimo las cortinas. Una sonrisa se posó en su rostro al ver que el clima era bueno, levemente nublado y tranquilo, el tiempo perfecto para las sesiones de lectura de su abuela. Se alegró por ella y bajó a tomar su desayuno lo antes posible.

Salió de su casa con quince minutos de anticipación. Le dio los buenos días a sus vecinos, bajó por el camino de la iglesia y saludó al pastor que se encontraba abriendo las puertas de esta, listo para recibir a los hermanos que realizaban sus sesiones devocionales de los viernes. Caminó por las calles somnolientas y tomó la vía de su izquierda para terminar en su colegio. Dos de sus amigos de cursos superiores ya estaban ahí. Su primer impulso fue saludar, pero enseguida se dio cuenta de que estos estaban demasiado concentrados espiando por la ventana de la dirección como para notar su presencia. Caminó hacia el lugar, con una mirada de sospecha.

—¿Qué estamos viendo? —preguntó, plantándose junto a ellos y siguiendo el rumbo de sus miradas. Sus amigos parecieron apenas reaccionar.

—No seas tan obvio —le regañó Hoseok, un muchacho delgado y de buena familia que había dejado de ir a los cultos dominicales exactamente dos años atrás. El chico lo tomó del brazo para apartarlo.

—¿Estaban espiando a alguien? —volvió a preguntar Taehyung, confundido.

El director de su escuela no era el tipo de persona al que era interesante mirar a escondidas. A menos que sus amigos lo hubiesen descubierto comiendo lombrices como desayuno o algo parecido, no encontraba otra razón para tenerlos observando con atención una ventana polarizada.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora