10. Pastel

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Hueles como la vainilla,
sabes a glaseado, 
estás llenando mis sentidos
con calorías vacías.

Siento que estoy perdiendo algo
cada vez que te vas.
Tienes todos los ingredientes 
excepto el que me ames
Así que, respetuosamente,
no soy un pedazo de pastel.

●●●●

Jungkook no habló con Taehyung por el resto del día, y lo ignoró a la salida cuando este grito su nombre antes de que él ingresara al auto de su padre. Estaba frustrado, cansado y harto de esa situación, las palabras le dolían, eran tantas las personas que le habían llamado enfermo que ya ni podía contarlas con los dedos, pero el que él insistiera en hacer lo mismo le dolía de una manera endemoniadamente nada normal. 

¿Por qué le importaba lo que el chico pensara? Él fácilmente podía dejar de hablarle, y seguir con su plan para dejar ese horrible pueblo, pero, ¿por qué la idea de hacer eso ahora le provocaba dolor? Él había cometido un error al dejarlo acercarse tanto, al dejarse a sí mismo hacerlo. Pero, honestamente, ya no recordaba la última vez en que disfrutó de la compañía de alguien de su edad, de la amistad de alguien. Había permitido que ese muchacho se introdujera en su vida y ahora la idea de sacarlo le parecía dolorosa.

Sentía que se quedaba sin aire, como si una mano apretara sus pulmones hasta hacer que lágrimas aparecieran en sus ojos. 

Él se había prometido no volver a encariñarse así con alguien, no volver a confiar tanto en una persona, no volver a entregarle a alguien el control sobre sus sentimientos. Pero no podía mentirse, el papel de chico malo y rebelde tal vez podía engañar a los de afuera, pero en su interior él sabía que no era más que eso: un papel, uno del que ya se estaba cansando. 

Él no era ese chico, ese que pensaba que el amor era un juego, al igual que el sexo y la vida en general. Taehyung tenía razón, él se interesaba por muchas cosas, le importaban más personas de las deberían, y quería para su vida cosas que ya no creía que podría obtener. Una relación sana, un matrimonio, una familia. Esos eran sus sueños de niño, que se habían vuelto súbitamente inalcanzables. Si su familia y amigos no lo aceptaban, ¿cómo podía esperar que alguien más lo hiciera? 

—¿Cómo te fue? —preguntó su padre desde el asiento del conductor, sin girarse si quiera a mirarlo.

Jungkook tomó aire, y pestañeó varias veces para impedir que las lágrimas salieran de sus ojos.

—Bien —respondió. Eso era lo que las personas querían escuchar al fin y al cabo.

—Me alegro —respondió el hombre—. Volví a hablar con MinJoon, ¿sabes?

Jungkook se giró de inmediato hacia el hombre. MinJoon era amigo de la familia, y su psicólogo personal desde que tenía memoria. Por años, durante su infancia, su padre lo llevó a ser atendido por él, pues tenía miedo de que crecer sin una madre afectara a su salud emocional, así que un par de veces al año lo llevaba a una cita en la que hablaban sobre su vida y desarrollo. Jungkook nunca se quejó, las charlas eran reconfortantes y relajadoras. No obstante, todo cambió luego de que el famoso video llegara a manos del médico. Para su mala suerte, este compartía la idea de que sus acciones eran una aberración, y le sugirió a su padre que lo llevara a otro tipo de psicólogo.

Su padre siguió hablando.

—Dijo que ha oído de unos programas que son ofrecidos en Daegu, son diferentes a las terapias de conversión usuales, este programa es un tipo de internado en una zona con montañas y árboles, se interesan mucho por los pacientes, y tienen un montón de actividades. —Su padre sonrió y parecía algo emocionado con su relato—. Escuché que es algo así como un campamento, tú siempre quisiste ir a uno, ¿recuerdas?

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora