28. Confesión

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Dime algo, chico,
¿no estás cansado de
tratar de llenar ese vacío?
¿O necesitas algo más?
¿No es difícil mantenerte
fuerte y distante?

Estoy cayendo,
en los buenos momentos
estoy anhelando el cambio.
Y en los malos momentos,
me temo a mí mismo.

●●●●

Jungkook se encontraba en la mesa de la cocina, tratando de empezar con la primera parte de su ensayo. Se suponía que debió de haber terminado el libro que la profesora le asignó hace semanas, pero la verdad es que en todos esos últimos meses su cabeza no lograba concentrarse en nada, y había terminado por dejar la obra después de las primeras cinco páginas.

Restregó sus ojos, para luego levantarse y mojar un poco su cara en el lavaplatos. Una vez fresco, volvió al trabajo. La hoja en blanco seguía esperándolo.

—¿Por qué no puedes escribirte solo? —murmuró, empezando a teclear un montón de caracteres extraños en la hoja.

Entonces su padre entró a la cocina.

—Vas a estropear el teclado si sigues usándolo así —le dijo el hombre.

Desde el incidente del desmayo, hace exactamente una semana y un día, su padre había bajado notablemente la rudeza en su proceder. Llevaban más de cinco días sin pelear, y eso era un logro. El hombre incluso le había acompañado a dormir desde entonces y, aunque él no lo dijera en voz alta, agradecía el gesto, pues su ansiedad disminuía bastante al sentir la presencia de otra persona en la cama.

—¿Has leído "Edipo Rey"? —preguntó el chico, esperando que el hombre pudiese ayudarlo con su tarea.

—Creo que lo leí en la secundaria —contestó, bebiendo un vaso con agua.

—Necesito un ensayo de tres hojas sobre la ambigüedad de las buenas intenciones. Puedes empezar a hablar.

Jungkook puso sus manos sobre el teclado, listo para tomar notas.

—Espera, espera —llamó su padre—. Lo leí, pero no recuerdo nada en este punto. Eso fue como hace más de veinte años.

Jungkook suspiró, decepcionado.

—Debiste empezar por ahí.

—¿No acabaste el libro? —preguntó el hombre, el chico negó—. Pero a ti te gusta leer.

—No he tenido cabeza para eso en estos días.

—Por tus ataques de pánico —completó el hombre, entendiendo. Enseguida, terminó su agua y se sentó junto al menor en la mesa.

—Por todo en realidad —contestó él, dejando caer su cabeza en una de sus manos—. Las crisis son una reacción a todo lo demás.

—¿Todo lo demás?

El chico asintió. De repente sintió la necesidad de contarle todo a su padre, la verdad acerca de las amenazas que estaba recibiendo, del miedo que lo consumía, de las preocupaciones que rodeaban su mente cada hora de cada día, y de las ganas constantes de llorar que sentía todo el tiempo. No obstante, se contuvo, ya no sentía la misma confianza en la persona sentada frente a él.

—Como sea, necesito acabar esto hoy —fue todo lo que dijo, tratando de cambiar de tema y llevando su mirada a la pantalla frente a él.

—Recuerdo la trama principal —Su padre llamó enseguida su atención—, del niño que es abandonado por sus padres para morir, con el fin de salvarlo de que se cumpliera en él la profecía de...

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora