58. Refugio II

539 52 22
                                    

Derritiéndome
Desvaneciéndome
Al borde del paraíso
Cada centímetro de tu piel
Es un santo grial que
tengo que encontrar
Solo tú puedes hacer que mi
corazón se prenda en llamas.

Voy a dejar que lleves el ritmo
Porque no estoy pensando
de forma racional
Mi cabeza está dando vuelta
ya no puedo ver con claridad
¿Qué estás esperando?
Ámame a tú manera.
Tócame a tú manera.
¿Qué esperas?

••••

Jungkook observó la lápida frente a él con un sentimiento distinto al de todas las otras veces. El nombre y la pequeña foto de su madre seguía ahí, pero él ya no podía ver solo eso.

Tenía nuevas ideas sobre la muerte. Las personas morían por tristeza, eso lo había descubierto en esos últimos años, él mismo fue víctima de ese pensamiento en su momento. Pero la muerte de su madre era algo totalmente diferente. Tal vez estaba romantizando la idea, pero solo él podía darle sentido a sus traumas.  Ella no había muerto por tristeza o por falta de amor, todo lo contrario, el amor en su interior fue lo que la llevó a exponer su vida de esa manera.

Jungkook había escuchado a su padre hablar de eso, su mamá siempre quiso concebir, y aún cuando los doctores le dijeron que su cuerpo tal vez no sería capaz de soportarlo, ella lo quiso intentar. Su padre no supo de eso hasta que el mismo doctor que le advirtió fue el que le dio la noticia de su muerte.

Sería una mentira el decir que no hubo un momento en la vida de Jungkook en el que se sintió culpable. De pequeño la idea de que él era la razón de que su madre hubiera muerto llegó a pasar por su cabeza. Con los años la iría olvidando, pero en la actualidad, podía ver las cosas de otra forma.

Su madre no habría querido que sintiera eso, no habría querido que sufriera. Gracias a ella él tenía ahora la oportunidad de vivir. Él debía ser más valiente, pues no quería desperdiciar el regalo que tan extraordinaria mujer le había dado. La idea de tener esas pastillas en su mano otra vez ya no pareció tan cercana.

Él quería vivir, por su madre, por Misuk; por su padre, por Tae; por él mismo. Y tal vez seguía siendo un chico un tanto pesimista, un tanto depresivo, pero podía con eso. Después de soportar una salida forzada del clóset, un ex novio encarcelado, un juicio, y un poco de drama religioso, estaba seguro de que podía con eso.

Ese día su padre sí recordó llevar flores, y los coloridos narcisos decoraron la tumba con su elegancia.

A diferencia del año anterior, esa vez no hubo peleas, gritos, o malas noticias que terminaban con ellos en un hospital. Antes de irse, Taehyung preguntó por la historia detrás del nacimiento de Jungkook, y este casi ríe pensando que su padre no se prestaría para contar su historia de amor. Se equivocó.

—Nos conocimos en el colegio —contó mientras salían del cementerio—. Ella era una persona muy... brillante.

—Era la mejor de la clase —afirmó Jungkook, sabiendo lo inteligente que había sido su madre, por las historias que había escuchado.

—Sí, pero no me refiero a eso —lo corrigió su padre—. Ella era brillante de otra forma. Era como si iluminara las habitaciones en las que entraba. Te hacía sentir bien con solo estar junto a ella. Era hermosa, pero eso iba más allá de su apariencia. Era buena, muy buena, con todos. Y era... —Una sonrisa que Jungkook llevaba años sin ver iluminó el rostro del hombre—. Ella era muy detallista. Me llevaba almuerzos y cartas hechas a mano.

Jungkook se sintió extraño. Su padre y él habían hablado de su madre antes, él sabía todas esas cosas, pero en ese momento, una idea más apareció en su cabeza. Y es que tal vez su padre y él tenían más en común de lo que hubiera pensado.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora